(TRANSCRIBO, LITERAL, RECORTE DE PRENSA)
CUIDADO CON LO QUE SE GRITA
Redacción.
Lo que pasa en cada hogar es asunto de sus ocupantes, salvo que una causa de fuerza mayor haga investigar un presunto asunto de malos tratos o sea precisa una intervención por un accidente o similar. Una vecina de Lorca llamó al teléfono de emergencia el pasado fin de semana asegurando que estaba escuchando durante toda la tarde gritos de una mujer pidiendo socorro. Rápidamente se desplazó hasta el lugar un par de agentes de la Policía Local acompañados de efectivos del Cuerpo de Bomberos. Un policía llamó al timbre de la vivienda de donde supuestamente procedían los gritos y de ella salió un joven. El agente, con mucha educación, explicó que habían recibido una llamada de una vecina advirtiendo de que estaban gritando " ¡Socorro, socorro! El vecino, seguramente después de tomarse unos segundos, tuvo que explicarle que la mujer era su novia y que exactamente no estaba pidiendo ayuda sino que decía ¡me corro, me corro! Sonrojados ambos, el vecino y el agente se despidieron. Seguramente la mujer a partir de ahora elegirá otra frase para sus gritos.
CUIDADO CON LO QUE SE GRITA
Redacción.
Lo que pasa en cada hogar es asunto de sus ocupantes, salvo que una causa de fuerza mayor haga investigar un presunto asunto de malos tratos o sea precisa una intervención por un accidente o similar. Una vecina de Lorca llamó al teléfono de emergencia el pasado fin de semana asegurando que estaba escuchando durante toda la tarde gritos de una mujer pidiendo socorro. Rápidamente se desplazó hasta el lugar un par de agentes de la Policía Local acompañados de efectivos del Cuerpo de Bomberos. Un policía llamó al timbre de la vivienda de donde supuestamente procedían los gritos y de ella salió un joven. El agente, con mucha educación, explicó que habían recibido una llamada de una vecina advirtiendo de que estaban gritando " ¡Socorro, socorro! El vecino, seguramente después de tomarse unos segundos, tuvo que explicarle que la mujer era su novia y que exactamente no estaba pidiendo ayuda sino que decía ¡me corro, me corro! Sonrojados ambos, el vecino y el agente se despidieron. Seguramente la mujer a partir de ahora elegirá otra frase para sus gritos.