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SORIA: Diciembre: SELAMHA (mujer mauritana). La historia de...

Septiembre: JOSEFA M. T.
Tiene dos hijos deficientes y un marido jubilado por enfermedad. Ha removido Roma con Santiago, como se dice, de institución en institución, para conseguir las ayudas necesarias para su familia. Hoy, los dos hijos trabajan en dos centros diferentes que acogen en su plantilla a discapacitados. Le queda tiempo para trabajar de cajera en un centro comercial.

Octubre: ELVIRA L. A.
Viuda. Madrid. Sus sentimientos de madre la llevaron a recoger en su casa a un hijo, nuera y dos nietos ya talluditos, pues se habían quedado sin hogar. Sufrió malos tratos. Tuvo que abandonar su casa si quería sobrevivir. Con su modesta pensión de viudedad hace "malabares económicos" para hacer frente a un alquiler. Una nieta está de okupa en su casa. Pero la justicia (?) española es lentiiiiiisima.
(Un año más tarde, todo sigue igual.)

Noviembre: HALIMA (?)
La prensa decía que era una de tantas madres embarazadas que cruzó el estrecho en una patera buscando un porvenir para ella y su bebé que en su país de origen le era negado por la miseria.

Diciembre: SELAMHA (mujer mauritana). La historia de esta mujer la copié de la sección "cartas al director" que recogió el 10 de marzo de 2009, un periódico del grupo Vocento. (Desconozco el desenlace final)

Salamha, mujer mauritana obligada a casarse con un ser no elegido por ella, so pena de lapidación, ha denunciado a su esposo y a su propia familia. El juicio se celebró en la Audiencia Provincial de Cádiz. Mauritania pedía comprensión para sus tradiciones. (?) (El interrogante es mío.)
Salamha lanza así una piedra repleta de valor, coraje y futuro. Una piedra de toque que doy por seguro sentará -junto con otros ejemplos de valentía- las bases para el avance necesario y obligatorio de la verdadera revolución en esa "tradición rocosa y musgada" que aún se mantiene en varios países islamistas. La revolución allí vendrá siempre de la mano de una mujer. Sólo ellas lograrán inyectar dignidad a sus tradiciones y esperanza al futuro de sus hijos. Sólo ellas.
Ni que decir que suscribo punto por punto todo el contenido de esta carta.
Por cierto, no se oyó abrir la boca de los de multiculturalidad por aquí, multiculturalidad por allá. Un poco raro, ¿no?