Buenos días Deza: Sigue sin llover y los rastrojos están secos como la estopa. Y lo que es peor; sin una sola codorniz. Porque las pocas que había (se puede decir que ni para probar el perro que hemos llevado nuevo) ya han desaparecido. Mi padre decía que no le tiraba a una codorniz pues no merecía la pena gastar un cartucho en ella. Que era un pajarillo más. Eso, no gastando dos o tres como hacen ahora. Claro que entonces, era entonces. Ahora, hasta los perros dicen que los atan con longaniza. Antes comían pan y huesos.
Me contaban, que una temporada que hicieron de pardillos los cazadores de mi pueblo (pues les enseñaban los cazaderos a los que venían de fuera con autobuses), que les regalaban los cartuchos a puñados. Una vez que salió una liebre, el Paco no le tiró y le dijeron: ¿Cómo es que no le has disparado? La contestación fue que porque había salido lejos y el cartucho sería desperdiciado. A lo que le respondieron: Es igual hombre, aquí venimos a divertirnos y no a ahorrar munición...
Un abrazo.
Me contaban, que una temporada que hicieron de pardillos los cazadores de mi pueblo (pues les enseñaban los cazaderos a los que venían de fuera con autobuses), que les regalaban los cartuchos a puñados. Una vez que salió una liebre, el Paco no le tiró y le dijeron: ¿Cómo es que no le has disparado? La contestación fue que porque había salido lejos y el cartucho sería desperdiciado. A lo que le respondieron: Es igual hombre, aquí venimos a divertirnos y no a ahorrar munición...
Un abrazo.
