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DEZA: Para mí, y alguno más, según creo, "El santero de San...

Manuel: ha constituido una verdadera sorpresa para mi descubrir, gracias a tu imaginario recorrido por ferrocarril, el origen de Gaya Nuño. Desconocía que el célebre escritor tuviera sus orígenes en nuestra provincia, pero veo su biografía y verifico que, efectivamente, nació en Tardelcuende. Desde que leí en Madrid hace muchos años “El santero de San Saturio”, tengo a éste autor como uno de mis favoritos, quizás sea por lo mucho que me gusta lo etnológico o la historia, porque entre sus facetas está la de historiador. Yo sabía que había escrito varios tratados sobre los grandes pintores: Goya, Zurbarán, Picasso, Murillo, etc., pero, como digo, desconocía su origen.
Cuando cayó en mis manos el libro del Santero, me gustó desde el principio; gracias la lectura del anuncio en el desaparecido “Campo Soriano”, solicitando santero para la ermita del patrón de Soria, San Saturio, “con el haber de ochocientas pesetas, cinco fanegas de trigo y tres medias de cebada” el personaje que reside en Madrid, se compra un traje de pana, se rapa el pelo en Almazán y se presenta al “casting” para solicitar el puesto del que es el único candidato. Desde la ermita se desplazará a Soria cuando lo cree oportuno para pedir limosna y acudir a los mentideros a liar la hebra con quien se dejara. Además los sorianos son tradicionalistas con la institución del santero y corresponden generosamente.
Tanto el magnífico léxico como sus auténticos comentarios y refranes de los personajes de la tierra, como el del tio metemorroenmoñiga, hacen que su lectura sea amena y, muchas de las veces, graciosa.
Un saludo

Para mí, y alguno más, según creo, "El santero de San Saturio" es de los mejores, más bien el mejor libro que se ha escrito de temática soriana. Sin embargo, aunque suene extraño, estuvo mal visto por algunos estamentos o poderes fácticos de entonces y, casi, había que adquirirlo de tapadillo. Lo más "peligroso" quizás, para algún mojigato, fuese el capítulo X "Las de allá arriba" (15 de marzo), eufemismo con que se designaban entonces las putas de la calle Marmullete, por encima de Santo Domingo, hacia el Mirón. Porque Soria también tuvo sus rameras, oficialmente hablando, se entiende. Una de las que cita el autor, Irene "La Santanderina" la conocí ya anciana porque vivía en la calle Postas -por donde bajaba el coche de línea de Deza-, muy cerca de mi calle, y era una viejecita entrañable, muy buena persona, que solía calzarse las almadreñas de su tierra los días de invierno. Cuando quien suscribe se criaba, por los años cincuenta, ya no existían las mujeres públicas. De las privadas... a saber lo que se podría cocinar de tejados para abajo. Si el diablo Cojuelo hablara...
"El Santero de San Saturio" es el libro de cabecera que todo soriano ha de haber leído al menos una vez en su vida, so pena de serle retirado el carnet de la sorianidad. Consta de 24 capítulos -cada uno equivale a un quincena- y el que aquí se ha reseñado corresponde al 15 de marzo, como se indica. Además, el autor añade un capitulo "Final, sobre el Duero", a modo de epílogo.