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DEZA: BUSCANDO A CAFFARENA...

BUSCANDO A CAFFARENA

Rafael Caffarena comenzó sus relaciones con Soria siendo muy joven, casi un niño. En 1918, con quince años recién cumplidos –había nacido en 1903- nos sorprende con el “Romance de la Romería” en el que narra la concurrencia de la multitud a la Virgen del Castillo.
Es una limpia mañana.
Poco ha que amaneciera
cuando han llegado a la Ermita los romeros y romeras.
Aún el sol no ha calentado.
Las frías campanas vuelan
atronando los espacios
y despertando a las peñas.
El romance continúa describiendo la peregrinación a la que acuden gentes venidas de los cuatro puntos cardinales de la provincia y entre las que no faltan los mendigos, las piñorras o el zarragón.

BUSCANDO A CAFFARENA

Con el tiempo llegaría a ser un profundo conocedor de la tierra soriana, sobre todo del Valle y la zona septentrional de la provincia. Nada extraño por cuanto acudía con su familia a veranear a Valdeavellano -donde un primo suyo había emparentado con una familia de allí, los Aceña- en busca del fresco verano de Soria. Siendo todavía un adolescente se dedicará a recopilar las danzas de la comarca:
“Me cabe el honor y el orgullo –escribiría más tarde- con motivo de circunstancias que me obligaron en mi juventud a vivir largas temporadas en los valles del norte soriano, (nuestro saludable clima favorecía la salud de su padre, D. Antonio Caffarena Lombardo, el primer boticario de la familia) de haber ayudado a salvar en pequeña escala la letra de las danzas sorianas, cuando aún Schindler no había pensado en venir a España, antes de 1928. Hube de tomar de viva voz las estrofas de las diecisiete danzas de Valdeavellano, algunas casi ininteligibles por la erosión de los siglos”. Refiriéndose a las danzas también dejaría escrito: “... Los Mozos de Soria recuerdan en sus danzas las hazañas guerreras y aventuras de amor lejos del terruño y los incidentes en las expediciones de la Mesta”.