(O QUE DIOS NOS COJA CONFESADOS)
Por venir a cuento con el anterior mensaje, se reproduce un fragmento de un articulista y escritor tan poco sospechoso como el malagueño Antonio Soler. No sospechoso, digo, de intolerancia o "facha" o islamófobo que es así como algunos etiquetan a quien hace críticas que se salgan de lo políticamente correcto. Recuerden la "lapidación en efigie" por parte de algunos sectores hacia Oriana Fallaci, Serafín Fanjul y otros que se han atrevido a denunciar lo que otros, por cobardía o interés, callan.
" ¿Recuerdan esos fervorosos defensores de la libertad que, por ejemplo, en Arabia Saudí ser dueño de una Biblia conlleva un castigo penal?
No acaba uno de entender muy bien por qué los elementos presuntamente progresistas de nuestra sociedad se alinean indefectiblemente con regímenes que defienden unos valores absolutos y bárbaros. ¿Recuerdan esos fervorosos defensores de la libertad que, por ejemplo, en Arabia Saudí ser dueño de una Biblia conlleva un castigo penal? La progresía presuntamente ilustrada, amante de los medievalismos (siempre que funcionen como parques temáticos de los que uno puede salir a la semana) y de la difusión de la cultura debería tener muy presente, por ejemplo, que los libros impresos en los países árabes apenas representan el 1% de la producción mundial. La culpa es de Occidente. Siempre. Pero, ¿somos nosotros, el mal llamado Occidente, los responsables del exterminio de homosexuales en Irán, de las lapidaciones, del analfabetismo, de la situación de la mujer o de la actitud inquisitorial de las policías religiosas que pululan por ahí? ¿Es España en verdad, hoy, a las puertas de 2010, la responsable de la injusticia del Sahara? ¿Y en verdad son débiles quienes gobiernan esos países? ¿O los pobres que padecen esos gobiernos? Decía Enzensberger que en algunos países islámicos han sustituido a Marx y a Lenin por El Corán. Lo mismo que algunos caricatos de la progresía nacional."
Por venir a cuento con el anterior mensaje, se reproduce un fragmento de un articulista y escritor tan poco sospechoso como el malagueño Antonio Soler. No sospechoso, digo, de intolerancia o "facha" o islamófobo que es así como algunos etiquetan a quien hace críticas que se salgan de lo políticamente correcto. Recuerden la "lapidación en efigie" por parte de algunos sectores hacia Oriana Fallaci, Serafín Fanjul y otros que se han atrevido a denunciar lo que otros, por cobardía o interés, callan.
" ¿Recuerdan esos fervorosos defensores de la libertad que, por ejemplo, en Arabia Saudí ser dueño de una Biblia conlleva un castigo penal?
No acaba uno de entender muy bien por qué los elementos presuntamente progresistas de nuestra sociedad se alinean indefectiblemente con regímenes que defienden unos valores absolutos y bárbaros. ¿Recuerdan esos fervorosos defensores de la libertad que, por ejemplo, en Arabia Saudí ser dueño de una Biblia conlleva un castigo penal? La progresía presuntamente ilustrada, amante de los medievalismos (siempre que funcionen como parques temáticos de los que uno puede salir a la semana) y de la difusión de la cultura debería tener muy presente, por ejemplo, que los libros impresos en los países árabes apenas representan el 1% de la producción mundial. La culpa es de Occidente. Siempre. Pero, ¿somos nosotros, el mal llamado Occidente, los responsables del exterminio de homosexuales en Irán, de las lapidaciones, del analfabetismo, de la situación de la mujer o de la actitud inquisitorial de las policías religiosas que pululan por ahí? ¿Es España en verdad, hoy, a las puertas de 2010, la responsable de la injusticia del Sahara? ¿Y en verdad son débiles quienes gobiernan esos países? ¿O los pobres que padecen esos gobiernos? Decía Enzensberger que en algunos países islámicos han sustituido a Marx y a Lenin por El Corán. Lo mismo que algunos caricatos de la progresía nacional."
