Cuenta la leyenda, que hace muchos años los niños de Blacos, estaban jugando en el pedregoso camino de la Villa. Se encontraron con somnoliento lagarto, meditando,"con su verde levita de abate del diablo, con un aire muy triste de viejo catedrático, los ojos hundidos de artista fracasado".. Uno de los niños que lo observaba, intentaba atraer la atención del saurio reptil, moviendo su dedo índice; pero el lagarto, con un agil y brusco movimiento, va asir apretando sus dientes en el dedo del niño, de tal forma que no habia manera de soltarlo. El niño gritaba, brincaba, salió corriendo como alma que lleva el diablo a su casa, que estaba en las casas quemadas, en la cual, se encontraba se abuela, que en esos momentos, tenia un puchero con agua hirviendo en la lubmbre. Asombrada de ver a su nieto entrar con un lagarto colgando del dedo, cogió la mano del niño y qquitando la tapa del puchero, metió dentro el lagarto, que automaticamente abrió la boca, quedando el lagarto dando coletazos el el interior del pucher0...
Al principio de los años cincuenta del siglo pasado, en Blacos, era muy apreciada una loción capilar, revitalizadora del cabello, dejándolo, sano fuerte y suave. Esta loción se elavoraba en algunas casas, con un rústico proceso. Se metia un lagarto, si era posible vivo y una vez pasado el tiempo de ebullicón se enfriaba el líquido resultante. se repartia por diferentes casas, en la mia tambien.
El Sixto era especialista, en cazarlos vivos.
El último molinero.
Al principio de los años cincuenta del siglo pasado, en Blacos, era muy apreciada una loción capilar, revitalizadora del cabello, dejándolo, sano fuerte y suave. Esta loción se elavoraba en algunas casas, con un rústico proceso. Se metia un lagarto, si era posible vivo y una vez pasado el tiempo de ebullicón se enfriaba el líquido resultante. se repartia por diferentes casas, en la mia tambien.
El Sixto era especialista, en cazarlos vivos.
El último molinero.
