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BLACOS: Me ha costado creerlo. He tenido que mirarlo varias...

Me ha costado creerlo. He tenido que mirarlo varias veces, incluso he salido y he vuelto a entrar, y era verdad. La página de Blacos parece que de repente cobra vida, aunque siembra dudas viendo las firmas que suscriben lo que ponen. Como sucedía en la película Bienvenido Míster Marshall, cuando Pepe Isbert decía aquello de " Necesitáis una explicación y yo os la voy a dar". Pues eso, no era el americano el que llegaba a Blacos. Eran los veratos. Y muchos, bueno alguno que otro que lea esto, se preguntará, ¿Y esos quien son?. Pues son los paisanos de Rosalia, naturales de la Villanueva de la Vera, más conocidos como veratos. Tenían muchas ganas de conocer Blacos. Llegaron, vieron y... cantaron y bailaron. desparramaron su gracia y arte por las calles del pueblo, y las piedras todavía tiemblan, tan poco acostumbradas al ritmo, lejos de la fiesta de agosto. Y además de eso, demostraron su poder de convocatoria y seducción. La fotografía no habla, pero si nos fijamos en la caras de Juan y Cristóbal, a la derecha de la foto, el arte les salía a los veratos por todos los poros de la piel. Y no sólo vinieron y cantaron, sino que vivieron una grata experiencia y después volvieron a la página para contarla. Claro que todo en la vida tiene varias lecturas. Dicen que el pueblo es muy bonito, y eso además de halagador es incuestionable. Y luego añaden y destacan la hospitalidad de la gente. Fenomenal, y eso que estaban poco para mostrarles la simpatía natural de los blaqueños. O bueno igual estaban los más simpáticos, que no lo dudo, y dejaron el pabellón tan alto que se nos pone la carne de gallina a los demás. Ojalá, y la mejor muestra de un pueblo agradecido es darles la llave para que vuelvan a entrar cuando quieran, y es que en Blacos nos derretimos en cuanto alguien reconoce aunque sólo sea una de nuestras virtudes. También es posible que haya quien piense que tienen que venir de fuera para decirnos lo que no nos decimos los de casa. Pero bueno, la austeridad soriana siempre se extiende también a las alabanzas y los reconocimientos. Vinieron los veratos e igual hemos iniciado una expansión cultural que nos puede llevar muy lejos.