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BLACOS: Seguro que todos habéis estado en la fragua, más raro...

Seguro que todos habéis estado en la fragua, más raro será el que la hayáis visto en funcionamiento, así que os voy a refrescar un poco la memoria.

A diferencia de la Torre que si que teníamos herrero propio, en Blacos os atendía el herrero Don Gregorio García Ayllón, más o menos hasta finales de los años 60, Gregorio vivía en Muriel de la Fuente y se desplazaba a Blacos los martes.

Trabajaba en la fragua propiedad del Ayuntamiento, que por cierto haber si la reformáis al igual que en la Torre, os quedara un lugar bonito, histórico y que os dará gusto enseñar a los forasteros, en la Torre la disfrutamos y nos orgullecemos de tenerla adecentada, es un monumento, en algo tenemos que adelantaros, no?.

Blacos ajustaba cada año al herrero y con el fin de que tanto el herrero como el pueblo cumplieran con su cometido, el ajuste se hacía el día del patrón, siendo el 8 de septiembre día de la Virgen de Valverde, a modo de agradecimiento, amistad y buena relación, el herrero pagaba una arroba de vino el día que se cerraba el trato. El vino se lo bebían entre todos los asistentes, aportando cada uno algo de comida. El señor Gregorio no solía asistir a esta merienda, para que sus clientes hablaran en libertad acerca de su buen o mal trabajo, ya que siempre y «como no llueve a gusto de todos» había algunas quejas y chismorreos. El herrero, con la risa entre los labios, dice que todo lo que se hablaba llegaba a sus oídos, por boca de alguno de los asistentes.

En el ajuste o contrato indicaba el número de «rejas y punzones» para el arado que el herrero se comprometía a hacer en el año y, por otro lado, la cantidad de grano que los vecinos le tenían que pagar a través del Ayuntamiento, siendo en Blacos 40 medías de trigo.

Lo comentado anteriormente era lo acordado en el contrato; pero, por otro lado, el Herrero hacía muchos otros trabajos, como: herrar caballerías, hacer aperos de labranza, útiles de cocina, trébedes, corbeteras, cerrajerías, rejerías y un largo etcétera. Todo este trabajo a petición particular se lo pagaba al contado y en dinero el demandante.

Qué lugar la fragua, donde en la larga jornada del herrero era el lugar de reunión de los hombres, al igual que la barbería o la taberna. Pasaban todos los hombres, no sólo los campesinos, ganaderos o aquellos que necesitaban de su trabajo, sino que raro era el día que no se dejaban ver por allí los guardias, el cura, el maestro o el médico. Allí se hablaba de todo: del baile del domingo al son de los gaiteros, de los amores de Fulanito o Menganita, de la cosecha, del tiempo, de los acontecimientos grandes o pequeños que ocurrían en el pueblo o la comarca. Se recordaban otros tiempos y hasta se predecía el futuro.

Bueno ya sabéis un poquito más de la historia casi reciente de Blacos, espero que os guste.

Datos: Revista de Folklore año 1990, revista Nº 119


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