En la ciudad de
Segovia existen buenos ejemplos de
casas fuertes, auténticos
castillos urbanos. Una de las
torres más hermosas es el
Torreón de los Arias-Dávila. Esta
familia, después condes de Puñonrostro, fue muy poderosa en la segunda mitad del siglo XV. De origen converso, alcanzó la cima de su poder con el Obispo Juan Arias-Dávila, que construyó esta
casa fuerte para si y su familia. Es una edificación de tipo
militar y servía como defensa o como atalaya.
Guarda reminiscencias claras árabes, combinadas con el
gótico. Se construyó a mediados del siglo XV y su dueño, D. Diego de Arias Dávila había subido de niveles más bien humildes hasta la Corte merced a sus dotes personales. Cuando cayó en desgracia, se defendió exitosamente desde la
torre contra las tropas del monarca, Enrique IV. Tiene un hermoso
balcón almenado con
blasones y aspilleras. El esgrafiado geométrico de su decoración exterior nos recuerda la multitud de dibujos que este revoco, típicamente segoviano, puede mostrar. En cuanto al
palacio, Ruiz Hernando afirma que las actuales obras de consolidación y reforma han puesto al descubierto algunas techumbres decoradas con las armas de la familia, lo que permite adivinar el tamaño de las salas que llegaban a ocupar el largo de un ala, por ejemplo, las dos grandes salas del ala occidental, una en cada planta. La inferior lleva un alfarje plano, restauradísimo, y la superior debió cubrirse con una gran armadura de par y nudillo, ochavada, como dejan adivinar los dobles tirantes, los cuadrantes, y la alta solera, decoradas con los
escudos de la familia y hojarasca, únicos restos que subsisten. En el 2003 finalizaron las obras de remodelación del Palacio de Arias Dávila que acoge las delegaciones de la Agencia Tributaria y del Ministerio de Economía y Hacienda en Segovia.