ESTEBANVELA

Habitantes: 121  Altitud: 1.040 m.  Gentilicio: Estebanveliano 
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Ayuntamiento:

Ayllón. No hace mucho (1970) el Ayuntamiento ayllonés, que paulatinamente ha ido extendiendo su área de influencia administrativa, integró, que no absorbió, al de Estebanvela con su anexo, Francos, a 2,2 Km.

Monumentos:

Sin duda, como en tantos sitios, el monumento más representativo que tiene el pueblo es la iglesia. Seguir la cronología de su obra arquitectónica, es tanto como seguir el desarrollo de la fe y la vida socioeconómica de la población. Redondo e hijos comenzaron en firme su tarea de cantería en 1540 a instancias del Rvdo. Sr. Cura, D. Miguel Sanz, que soñó, promovió e impulsó su proyecto. Levantada con piedra de sillería traída de Las Cuevas en su mayor parte, estuvo acabada en el año 1559. Otra fase de esta fábrica en piedra no labrada se siguió hasta 1604, aunque todavía no se habían saldado las deudas anteriormente contraídas. La tercera fase de construcción del templo incluida la torre y la sacristía, se concluyó dos siglos después que la primera, concretamente entre 1736/42.

Con los viejos manuscritos en la mano podemos constatar que la pila bautismal se labró en 1540, sustituyendo a la antigua que estaba “quebrada”. El retablo mayor de San Pedro es de estilo barroco churrigueresco y está realizado en madera policromada de oro desde el año 1705 por los tallistas Juan Arauz y José Serna, y el escultor Francisco Vega. Entre 1705 y 1712 se pagaron más de 35.000 reales por su realización. La mesa del altar a la romana, también barroca, la hicieron en el año 1772 Simón y Felipe Ibáñez y la doró Miguel Jiménez maestro dorador vecino de Ayllón. El retablo de San José lo hizo en 1770 Simón Ibáñez. Su colateral de Ntra. Señora del Rosario lo ejecutaron los tallistas de Estebanvela, Simón y Felipe Yáñez en 1772. El retablo del San Antonio de Padua, se construyó, como el anterior, entre 1745 y 1752. Los dorados los hizo Miguel Jiménez en 1772. Parece que es el que ahora acoge a un crucifijo de ingenuidad románica rural, utilizado en la adoración de la cruz en el Viernes Santos.

El retablo del Santo Cristo de Burgos, es el que ahora acoge a la Inmaculada Concepción en la nave izquierda del templo, nuestra derecha según miramos al presbiterio. Se construyó entre 1745-1752. La parte que tiene de dorado la pintó después Miguel Jiménez en 1772. El año anterior -1771- la Cofradía de la Vera Cruz entregó para el dorado 405 reales y 29 mrs. El retablo de San Roque es el más antiguo. Estaba ya hecho antes de 1600. Me rece la pena estudiar los libros de las Cofradías, entre ellas la de San Roque, porque en él aparecen noticias de interés en este sentido. El retablito de la Virgen Dolorosa, se hizo en 1787 acoplando la talla indicada y un cuadro que representa a un “Ecce Homo”. El maestro escultor que intervino en su composición fue Simón Yáñez.

Aparte de la variada iconografía de los retablos mencionados, hay otras figuras para nuestra piadosa y estética contemplación, de importante valor artístico. En primer lugar, la imagen de la Virgen Santa María Reina y Madre. Se puede fechar su antigüedad alrededor del año 1.350. Es una talla de estilo románico de transición o gótico incipiente. Fue escogida para la exposición regional de la Edades del Hombre en Segovia en el 2003. Hay también “un verdadero retrato del Santo Cristo de Burgos, copiado del original a la devoción de este lugar de Estebanvela de 1745” Está en la sacristía pero corresponde al retablo de la nave lateral izquierda del templo.

De semejantes características es la talla del mártir romano, San Sebastián, situado a la derecha del retablo mayor, que fue objeto de devoción para la Cofradía de los Santos Fabián y Sebastián. Por otra parte, el que fuera cura del lugar, Jimeno de Lerga, dejó en su testamento tres imágenes: “Una de Ntra. Señora, otra de su Hijo y otra de un Cristo en una caja”.

Lo más valioso en orfebrería es la cruz procesional. Hubo otra anterior a 1556 que se vendió para ayudar a la construcción de la iglesia. En 1567 se adquirió la que actualmente se posee. Es de traza renacentista seguntina en los brazos, con adorno de manzana plateresca. Su diseño parece tener conexión con las obras contemporáneas de Antonio Arce. Consta de caña, castillete y brazos. Entre los orfebres que trabajaron en ella se nos dan los nombres de “Martín de Valderrama y Francisco Campuzano, plateros de Sigüenza”. Dicen que es una de las mejores de todos los pueblos de la diócesis de Segovia.

El órgano es una joya musical de apoyo a la liturgia para el servicio del pueblo, obra del organero logroñés, D. Esteban de San Juan, hecho en 1782. Vino a costar casi 10.000 reales de vellón. Fue instalado en el coro de la iglesia por Simón Yáñez al año siguiente.

Ya en un documento de 1543 se dice que la·Parroquial de Estebanvela tiene anexas cuatro ermitas”. A saber: San Martín, San Miguel, María Magdalena y Santísima Trinidad. Actualmente sólo se conserva la de la Santísima Trinidad o Padre Eterno.

Posee también interesantes casas solariegas de época barroca y otras casas y tenadas más antiguas, especialmente en su Barrio Madrid. (Tomado del libro ESTEBANVELA - De la Comunidad de Villa y Tierra de Ayllón - Autor: Ángel Santamaría. Madrid 2003).

Fiestas:

La solemnidad central de Estebanvela se celebra en torno al Corpus Cristi. De hecho los actos festivos comienzan el domingo anterior, con la romería de la Santísima Trinidad. La festividad del Cuerpo y Sangre de Cristo se instituyó en 1264 en toda la Iglesia. Este referente festivo nos señala algo de la antigüedad del Lugar después de su repoblación. En nuestro pueblo existe un lujoso pergamino de 1587 por el que se conceden generosos dones a su Cofradía del Santísimo Sacramento, y en el cual se considera a Estebanvela como una población importante. Es curioso que todavía se siga haciendo, en dicha festividad, artísticos altarcitos con flores y enramadas a la puerta de algunas casas. Y todo desde la espontánea tradición y religiosidad de la gente. Para favorecer la mayor concurrencia estas Fiestas del Pueblo se trasladaron en el 2003 al 11,12 y 13 de Julio, dejando la de Acción de Gracias en el “Padreterno” para el tercer domingo de septiembre. (Tomado del libro ESTEBANVELA - De la Comunidad de Villa y Tierra de Ayllón - Autor: Ángel Santamaría. Madrid 2003).

Costumbres:

Muy adentrado el siglo XVI (1588) el Visitador que el Obispo de Sigüenza envió a Estebanvela, dejó escrito para la posteridad la siguiente anécdota, que rezuma la mentalidad de aquellos tiempos y las costumbres de la gente del lugar: “Informado que los días de fiesta, entretanto que se dicen misa o vísperas, suelen jugar en la taberna, mando al tabernero, so pena de excomunión y de seis ducados para la obra de la iglesia que los días de fiesta, entretanto se dicen los oficios divinos, no consienta que ninguno juegue en su casa, ni midan vino para ninguno del pueblo”. La costumbre de las cartas en el pueblo: mus, tute, subastado, julepe, etc viene de muy atrás en el tiempo. Tanto que a la taberna algunos la llamaban “la cátedra del naipe”.

Se sigue plantando el “mayo” en la plaza del pueblo. Se trata de un chopo alto, cortado por los mozos en el mes de mayo, para que algunos voluntarios treparan por él a pesar de haberlo untado de jabón o grasa, con la pretensión de coger las rosquillas u otro premio colocado en la punta más elevada. No siempre se alcanzaba el premio, desde luego, pero sí el general aplauso. La afición al frontón con pelota a mano desnuda, es otro de los juegos que aún permanece vivo en los días de romería. Otra diversión que sirve todavía de, solidaridad convivencia y armonía es la tanga. Casi se ha perdido la costumbre de invitar a la cantara de vino, que venía a ser todo un rito de iniciación como señal pertenencia al grupo de los mozos. Y otro tanto ocurre con las luminarias del día de Santiago y de San Roque, que era una manera de iluminar el costumbrismo lúdico del lugar. (Tomado del libro ESTEBANVELA - De la Comunidad de Villa y Tierra de Ayllón - Autor: Ángel Santamaría. Madrid 2003).

Historia:

Las raíces poblacionales del término de Estebanvela se adentran hasta sus primeros asentamientos. Ahí tenemos para demostrarlo, el yacimiento de la Cueva de la Peña, descubierto el año 1992 por los arqueólogos Sergio Ripoll y Luciano Municio, que “puede ser referente europeo para el estudio del Paleolítico”. No sabemos todavía si allá por el Pleistoceno Inferior o cuando los hombres de Atapuerca o Ambrona, originarios ambos del continente africano, había contemporáneos suyos por estos lugares, pero es más que probable. Sí nos consta, que tiempo más tarde, la tribu celtíbera de los arévacos se extendía por estos predios.

Después, cuando el imperio romano, hasta donde está nuestra aldea llega la culta influencia de Tiermes y Uxama. Pasado los años, otro pueblo proveniente del Sur, con distinta religión y costumbres, se apoderó de estas tierras. Eran los árabes, que permanecieron en la zona desde el siglo VIII al siglo XI durante el cual se produjo la Reconquista por parte de los cristianos.

Entre las distintas hipótesis sobre la procedencia del nombre de Estebanvela, prevalece aquella que tiene que ver con un noble personaje llamado Esteban Vela. Evidentemente, su toponimia nos pone ya en el recto camino de la investigación. Aparece, pues, la aldea en la historia con este adelantado conquistador que, tras pasar la frontera del Duero, dio a luz al poblado con su nombre, a mediados del siglo XI, en clara dependencia de la “Extrema Diuri” castellana y condal, así como del alfoz y luego Señorío de Ayllón.

Tanto la actual Estebanvela como su anexo Francos, inician su andadura, efectivamente, desde el siglo XI tras su reconquista y repoblación en tiempos del rey Alfonso VI, entroncada en el linaje del Conde Vela. La expulsión de los judíos en España (1492) y más adelante de los moriscos (1609) unido a las continuas levas, la presión fiscal, la pérdida del poder económico de Castilla, fueron concausas del freno demográfico y escaso desarrollo de nuestro lugar.

Nos consta documentalmente que el poblado de Arahuetes, cuyos vestigios de su iglesia están en el paraje conocido como El Paredón, al igual que ocurre en Santibáñez con el despoblado de San Cristóbal, quedaron sin gente a principios del siglo XV. Se hizo legal la pertenencia del primero a Estebanvela, después de ganar el pleito a Madriguera iniciado en 1716. Antes, también se había adherido a nuestro pueblo, otro despoblado antiguo llamado Divisa o Vega de la Trinidad con el caserío de los Morenales. Cabe añadir que el topónimo Arahuetes deriva el ibero-vasco y significa valle frío, y parece ser el nombre de otro repoblador.

La historia de Estebanvela es rica y curiosa pero entrar en pormenores nos haría extendernos en demasía. En todo caso, es preciso situar a la misma en el contexto de la de Castilla, destacando hasta principios del siglo XIX la determinación del Señorío de Ayllón, así como la del Señorío y Obispado de Sigüenza. A principios del siglo XX se construyeron, entre otros nuevos edificios, nueva fragua, potro, un matadero y las escuelas con tres aulas. También se adquirió por parte del Ayuntamiento una de las más modernas máquinas para apagar con bombeo de agua los incendios. De la actual situación, así mismo con nuevas casas y remozamiento de las antiguas, se deduce que el Lugar ha resistido el vendaval de la despoblación y se abre a nuevos horizontes. (Tomado del libro ESTEBANVELA - De la Comunidad de Villa y Tierra de Ayllón - Autor: Ángel Santamaría. Madrid 2003).

Turismo:

Desde antiguo hubo en el pueblo posada. Existen hoy casas antiguas que podría rehabilitarse para este menester turístico, empezando, tal vez, por la “casa del santero” en el lugar de la ermita del Padreterno”. Se cumple bien este servicio de acogida, sin embargo, porque hay buenas casas rurales en los pueblos limítrofes de Santibáñez, Madriguera, Villacorta y, por supuesto, en las históricas y cercanas villas de Ayllón o Maderuelo.También senderismo, caza, pesa... Hay una excelente cantina, y en verano la peña "La Matilla" funciona a tope. (Tomado del libro ESTEBANVELA - De la Comunidad de Villa y Tierra de Ayllón - Autor: Ángel Santamaría. Madrid 2003).

Se echa de menos para el disfrute de las gentes del lugar e incentivar el turismo: Una piscina aprovechando el abundante agua del río y algún huerto, canalizar y urbanizar la reguera que pasa al lado y a lo largo de la carretera, la mayor calle del pueblo, y sobre todo asfaltar las calles que circundan la iglesia y las del barrio Madrid. Estas y otras carencias más hondan, amargamente sentidas, revindicadas y compartidas por los lugareños, pueden provocar una gorda manifestación en la plaza del Ayuntamiento cualquier en verano.