Según la
tradición,
San Blas era conocido por su don de curación milagrosa, tanto de personas como de animales. Salvó la vida de un niño que se ahogaba al atragantarse con una espina de
pescado. Este es el origen de la
costumbre de bendecir las gargantas el día de su
fiesta.
En Tejeda se contaba que había un señor que el día de la fiesta, por San Blas, tiró estas al suelo y las pisó renegando de la fé por el
santo.
Como consecuencia murió de cáncer de garganta al igual que su perro.
Hablando de
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