Y eso ponemos, todos ponemos recuerdos, tú no.
Aqui en la pagina de Serradilla hay muchas fotos, a sus pies tendrias que escribir tus pensamientos o vivencias de tu infancia.
Lamentando no haber vuelto junto a tí aquel verano, lloraba paseando por la Dehesa.
Recordaba con cariño tus palabras, aunque, sí tenia esperanza.
Para tí, que no te veo desde hace años, pero que te sigo queriendo como nunca.
Bini.
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Conozco bien ese paraje y esa encina, como a casi todas las de la dehesa. Aunque ni vivo ya en el pueblo ni durante mis veranos resido en él, nunca dejo de darme uno o más garbeos por esos parajes, entrando en ellos precísamente por el portillo de la cortada alambrada.
Y por si nolo sabes ese camino forma parte del Gr-10, la Gran Ruta 10, que atraviesa toda Salamanca.
Sentado sobre el regazo de tus pensamientos, vi una mariposa volando.
Sus colores vivos me recordaban a tí; su vuelo, el movimiento de tu cabello, su fragilidad, al amor que denotabas por todas las cosas.
Seguí, entonces balanceándome en la acristalada balconada de tu mirada. Sentías cariño por aquel lugar en donde un día viviste.
Tocabas la infancia de tus pasos correteando por sus calles.
La brisa te envolvía en mil sensaciones indescriptibles a tu paladar.
Todo sabía a frescura.
Aquel hombre...
Aqui en la pagina de Serradilla hay muchas fotos, a sus pies tendrias que escribir tus pensamientos o vivencias de tu infancia.
Lamentando no haber vuelto junto a tí aquel verano, lloraba paseando por la Dehesa.
Recordaba con cariño tus palabras, aunque, sí tenia esperanza.
Para tí, que no te veo desde hace años, pero que te sigo queriendo como nunca.
Bini.
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Conozco bien ese paraje y esa encina, como a casi todas las de la dehesa. Aunque ni vivo ya en el pueblo ni durante mis veranos resido en él, nunca dejo de darme uno o más garbeos por esos parajes, entrando en ellos precísamente por el portillo de la cortada alambrada.
Y por si nolo sabes ese camino forma parte del Gr-10, la Gran Ruta 10, que atraviesa toda Salamanca.
Sentado sobre el regazo de tus pensamientos, vi una mariposa volando.
Sus colores vivos me recordaban a tí; su vuelo, el movimiento de tu cabello, su fragilidad, al amor que denotabas por todas las cosas.
Seguí, entonces balanceándome en la acristalada balconada de tu mirada. Sentías cariño por aquel lugar en donde un día viviste.
Tocabas la infancia de tus pasos correteando por sus calles.
La brisa te envolvía en mil sensaciones indescriptibles a tu paladar.
Todo sabía a frescura.
Aquel hombre...