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SALAMANCA: El Palacio de la Salina. Palacete urbano diseñado por...

El Palacio de la Salina. Palacete urbano diseñado por Rodrigo Gil de Hontañón y actual Diputación Provincial, para conocer sus bonitas y extrañas ménsulas que se encuentran en el patio.
Lo primero que haremos es definir que es una ménsula, se trata de un elemento arquitectónico que sobresale de un plano vertical y sirve para sostener alguna cosa. En este palacio vemos 16 ménsulas que sostienen en vilo una galería voladiza o mirador. Estos elementos están decorados con casetones en los laterales y con figuras de gigantes que muestran gran dramatismo en su frente.
¿Cuál es el origen de estos gigantes?
Salamanca es una ciudad de leyendas y este lugar no podría ser menos: dice la leyenda que el Arzobispo Alonso de Fonseca, quien fuera una poderosa e importante personalidad de la época, viajó a Salamanca a un concilio diocesano y pidió a las familias nobles de la ciudad que le acogieran en sus casas. Los clanes nobiliarios se negaron a acogerlos ya que el Arzobispo iba acompañado de su amante, Juana de Pimentel. Según la tradición, Alonso de Fonseca se enfadó con la sociedad salmantina y para vengarse, mandó construir el palacio y lo decoró con las grotescas figuras, las cuales representan a esta parte de los nobles salmantinos que les dieron la espalda. Esta historia es una más de las cientos de leyendas de la ciudad, en este caso ha sido comprobada que no es real, puesto que el Arzobispo Alonso de Fonseca murió antes de la construcción del Palacio de la Salina.
Estos seres atormentados y angustiados, colocados unos sobre otros, son una versión sorprendentemente expresiva de los tradicionales atlantes, se relacionan por su estética y desarrollo con los tallistas que trabajaron en el Claustro de las Dueñas. Los casetones laterales también se pueden relacionar con los que podemos ver en la escalera del Soto del cercano Convento de San Esteban.
Estas expresivas ménsulas otorgan al tranquilo y sosegado patio de la Salina un carácter especial, es uno de los pequeños tesoros escondidos en el interior de los monumentales edificios salmantinos.