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POVEDA DE LAS CINTAS: Si tuviera que definir en una sola palabra mi actual...

Si tuviera que definir en una sola palabra mi actual estado de ánimo, no podría por menos de decir que me siento emocionado.
Leo en la Gaceta de Salamanca el titular: "Las terrazas de Salamanca, sin cuchillos ni tenedores para evitar ataques". Lo cierto es, que me importa bien poco si ponen o no cuchillos y tenedores en las mesas de las terrazas de Salamanca; el motivo de mi alborozo, mi gran regocijo no es otro, que creo entender en el mensaje inmediatamente anterior al de Lupi, que disfrutaremos del verano en este foro de mis emociones, al igual que las terrazas salmantinas, sin cuchillos ni otras artes que pudieran acarrear posibles ataques.
Hablemos si te parece amigo lector, del proyecto ya comentado con anterioridad de poner juntos los nombres y apellidos de la gente con la que hemos compartido pueblo.
Nos comentaba nuestro buen amigo EFE, en opinión muy respetable, de no ser de su agrado hacer público los nombres de sus antepasados, y supongo que no será el único en ser de esta opinión, aunque yo personalmente pienso todo lo contrario.
Veo la ventaja para cualquier persona presente o futura interesada en saber su procedencia, que siguiendo el hilo en estos apuntes pueda llegar a saber el nombre de sus antepasados. Contamos en la actualidad con información de hasta seis generaciones (muchas de cinco) vividas en Poveda en los últimos 60 años, y esto permite saber a una persona determinada, que la madre de su tatarabuelo se llamaba Secundina, por ejemplo. Bien es cierto que algunas de las personas que figuran en estas listas, quizá, hubieran preferido que no figurara su nombre, pero cada cual tiene derecho a conocer su procedencia, y en algún modo, frustraría el deseo y el derecho de muchas personas de conocer sus ascendientes. Para nosotros, nuestros hijos o nuestros nietos, significa poder asegurar con relativa certeza que nuestro bisabuelo se llamaba Juan Pérez González, por ejemplo, y esto seria sin duda un homenaje a su recuerdo.
Hace ya algún tiempo en este mismo espacio intentamos, con un éxito relativo, poner en orden el árbol genealógico de nuestro amigo y colaborador Antonio García-Galán y Pérez, trabajo que no habría sido posible de haberse mantenido sus antepasados en el anonimato. Entendemos que el total anonimato no existe, queda registro de nuestra presencia en libros de iglesias y ayuntamientos, pudiendo recurrir a ellos para obtener la información deseada. La cosa se complica tratandose de un pueblo entero al que ha llegado gente de muchas partes, incluso de países extranjeros, y sería prácticamente imposible consultar estos libros en procedencia.
En la actualidad es inimaginable ser una persona anónima: en las redes sociales saben de nosotros más incluso que nosotros mismos, nuestro nombre aparece en empresas de telefonía, eléctricas, bancarias, hospitales y consultas, y en general, en cada sitio donde hagamos uso de nuestras tarjetas de crédito o firmemos un formulario, encuesta o recibo, Agencia Tributaria y demás organismos oficiales saben de nosotros todo. Querer preservar nuestra identidad resulta del todo imposible.
Resumiendo: pretendemos aportar a futuras generaciones nuestra historia viva y pasado inmediato para que quede constancia de que hemos vivido. Sucede, que de las personas de las que no quedan referencias, no han existido nunca.