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POVEDA DE LAS CINTAS: Enhorabuena para el autor de la fotografía. Indudablemente...

Enhorabuena para el autor de la fotografía. Indudablemente denota sensibilidad por las tradiciones. El acontecimiento de "correr los gallos" era costumbre muy arraigada en Poveda (y en algún otro otro pueblo) considerándose la fiesta anual de los "quintos" por excelencia, hecho que venía teniendo lugar el martes de carnaval de cada año. La llamada de las cintas, también de quintos, es más moderna y al parecer se introdujo en sustitución de la anterior (cintas por gallos), quizá porque, ya en la época de los años sesenta se estimó que dicha fiesta llevaba aparejadas ciertas connotaciones de crueldad con estos animales. Cada quinto aportaba uno para que, después del torneo y debidamente aderezados y cocinados, eran convertidos en suculentas viandas que compartían colectivamente en lugar común acompañados de algún amigo o familiar, con la alegría propia del acontecimiento. En algunos casos, la cabeza arrancada del gallo por el mozo correspondiente era arrojada desde su caballo a alguien de entre el público como distinción (generalmente a la novia o a la aspirante a serlo, o bien a alguna otra persona de su amistad), la cual habría de transportarla al lugar donde se recogían. Estos mismos quintos, unos dos meses despues se encargaban de poner el "mayo" en el centro de la plaza del pueblo durante la madrugada del día primero de ese mes, operación consistente en mantener el tronco de un árbol en sentido vertical, el más grande que encontraran, coronado por la copa de un pino del que se colgaban algún muñeco de trapo, diversos fetiches, naranjas, etc., para regocijo de unos y otros. El día 31 del mismo mes, era retirado de su sitio hasta el año próximo, en el que, otra remesa de nuevos quintos repetirían idénticas operaciones. La entrada en quinta era un acontemiento en la vida de los jóvenes importantísima, incluso para la sociedad y otras cuestiones de trascendencia social, administrativas, etc. Una anécdota curiosa. En la entrega de la secretaría del Ayuntamiento de un pueblo al nuevo secretario por parte del que ya se jubilaba, el aspirante estaba tan nervioso por lo que se venía encima que, el saliente, para animar al nuevo, le dijo: "En el Ayuntamiento sólo hay que tener en cuenta dos cosas, los "cuartos" y los "quintos".