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ALDEASECA DE LA FRONTERA: EL LUNES DE AGUAS...

EL LUNES DE AGUAS

-En una de sus intervenciones de fechas no muy lejanas, nos recordaba José Emilio los tradicionales festejos que se celebraban antiguamente en el pueblo, como las inolvidables y entrañables meriendas del Domingo de San Lázaro,--quinto domingo de Cuaresma--, y que en ambiente familiar aún se siguen celebrando, si no con las peculiaridades y formas campestres de aquellos tiempos pasados, sí conservando su espíritu y esencia populares que marca la tradición.

-Además de las meriendas del mencionado Domingo de San Lázaro, existían otros dos días, el Domingo Gordo que era el Domingo de Carnaval y el Lunes de Aguas, lunes siguiente al lunes de Pascua, --correspondiendo este año al día 20--, ambos de menor aceptación e interés y de escaso arraigo en estas peculiares y características celebraciones familiares y confraternales, siendo “la merienda” por antonomasia el Domingo de San Lázaro.

-Vísperas de la celebración del “Domingo de San Lázaro”, se formaban grupos afines en edad y amistad y se decidía, con la inquietud y el nerviosismo propios que anteceden a los preparativos de un acontecimiento, el lugar de la gira, que solía ser el pinar, el carcavón o parajes prudentemente alejados del pueblo, y que en infinidad de ocasiones, dada la inclemencia del tiempo reinante por esas fechas, solía hacerse así mismo en las dependencias de algún el corral o en casas no habitadas de propiedad de alguno del grupo, previo consentimiento y autorización del responsable, pero que, sobre todo ello, imperasen y se preservasen, lejos del control paternal, la gozosa y liberadora intimidad, libertad e independencia individual y grupal del momento, donde en sana, sintonizada y armónica compaña, se daba buena cuenta de las abundantes exquisiteces caseras que nuestras diligentes y cuidadosas madres nos preparaban con todo entusiasmo y amor para disfrutar de una placentera tarde campera o corralera, como eran las jugosas y gruesas tortillas de patatas hechas a la lumbre de paja, templando o avivando el fuego adecuado y preciso para un lento, ceremonioso y litúrgico proceso de cocción. ¿Recordáis aquel característico, rítmico y acompasado sonido del tenedor batiendo las claras y yemas en el plato hasta adquirir su justo espesor o condensación para luego, una vez obtenido, empapar en ello las patatas previamente peladas y cortadas en rodajas y de esta guisa verter la mezcla en la sartén? Y puesto que en anteriores escritos he ensalzado los aromas y olores disfrutados en mi infancia y que están incrustados y adheridos en mi cerebro me bullen en él de igual manera, los percibidos y producidos por los guisos caseros - tan, hoy día, deseados y ambicionados y… tan caros -, hechos a la lumbre en pucheros, cazuelas de barro y la clásicas satenes, como el olor a tortilla, a torreznos, a cocido diario, a fritos de la matanza y… ¡tantos y tantos otros! Pero hoy con tantas ondas y microondas, y tanta cocina moderna, pues… ¡en fin! Sigo.

- ¡Bien! Pues el menú del Domingo de San Lázaro, que en su diversidades culinaria y gastronómica no ha variado hoy día de las de antaño, -- ¡gracias a Dios!--, estaba compuesto primordial y esencialmente de la sabrosa y rica tortilla, productos de la matanza conservados en aceite o manteca en la olla de barro, --como lomo y longaniza--, y sobre todo el suculento y rojo chorizo “gordo” que era el protagonista de la merienda, no faltando para tan gastronómica asamblea, los pasteles de distintas variedades a gusto del consumidor y flanes, amén de las roscas bañadas en azúcar glasé. Y como decía más arriba, en cordial y amigable sintonía, entre bromas y chanzas, diversión y algazara e inhibidos y despreocupados de problemas y herméticamente cerrados en un infantil y juvenil mundo feliz, íbamos haciendo los honores, con fruición y deleite, a tan apetitoso, sabroso y substancioso manjar que daba vigor al cuerpo y al espíritu.

-La tarde del Lunes de Aguas en mis infantiles tiempos, no teníamos escuela y los mozos soltaban sus “pares” de labor con tiempo suficiente para la celebración del festejo gastronómico, acortándose por tanto, la jornada vespertina agrícola o ganadera. Con el devenir de los tiempos, el Lunes de Aguas se equiparó e incluso superó en importancia y aceptación al Domingo de San Lázaro, introduciéndose en el típico y acostumbrado menú, un nuevo y substancioso elemento propio de la gastronomía salmantina, de todos conocido que aúna en una sola receta los productos e ingredientes más populares de nuestra tierra, primordialmente el lomo, longaniza, jamón, huevos duros, etc., en sus diferentes variedades y tamaños, y cuyo consumo es extensivo a todo el año. ¡Rico, rico, rico!

-Aunque la historia, fábula, leyenda o historia fabulada del origen del Lunes de Aguas es sobradamente conocida de todos, hago un recordatorio y recorrido histórico en honor y homenaje de dicho día a todos los salmantinos.

-Cuenta la leyenda que allá a finales del siglo XV el príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos y casado con Margarita de Austria, muerto en Salamanca en 1497 de tuberculosis, --las lenguas viperinas dicen que fue víctima de su fogosidad sexual--, concede privilegio a Juan García de Albarrategui para instituir una “Casa de Mancebía” que albergara a todas las prostitutas de la villa. La propuesta, con antecedentes en Valencia y otras villas prospera y el concejo de Salamanca en 1497 entrega unos terrenos en el arrabal para construir un burdel de cuarenta habitaciones. Además del edificio, se provee a las fulanas de un reglamento que rija su labor, estando obligadas a ejercer dentro de un horario fijo,--desde oración a maitines--, a recibir al médico una vez por semana y a llevar sayas amarillas y cubrirse con un matón de picos pardos, -- de aquí la expresión de “irse de picos pardos”--. El acceso al oficio estaba vetado a mulatas, casadas y a toda otra mujer con padre en Salamanca. El encargado de hacer cumplir estas normas era el llamado Padre de la Mancebía o “Padre Putas”, elegido éste democráticamente por las prostitutas, con el consentimiento del concejo de la ciudad. Tenía potestad para prohibir la actividad de las desobedientes e incluso expulsarlas de la villa. Una directiva de Felipe II de 1570, prohibía el ejercicio de la prostitución en festivos, durante las cuatro témporas,--ciclos litúrgicos de final e inicio de las cuatros estaciones--, en Cuaresma y en vigilia. A partir de entonces, y para asegurar el cumplimiento de la orden durante un período tan largo como la Cuaresma, el “Padre Putas” llevaba su alegre rebaño a Tejares, evitando así tentaciones entre la gente de la ciudad. El día elegido para el regreso era el lunes siguiente a Pascua. Ese día muchos mozos cruzaban el río agitando ramos en señal de alegría --, origen posiblemente del vocablo “rameras”--, y las devolvía a la ciudad. El tránsito de vuelta se realizaba en barca, para evitar que semejantes pecadoras se toparan en el puente con los buenos cristianos purificados por la penitencia cuaresmal. Una vez en la villa acudían a la Catedral para confesarse para volver inmediatamente a pecar. El ritual del retorno de las prostitutas convocaba espectadores año tras año, hasta el punto que se hizo tradicional festejar este “Lunes de Aguas” junto al río con provisión de buen vino y una contundente empanada de embutido: el querido y anteriormente mencionado hornazo.

-En 1618 la Iglesia hacer cerrar las casas de mancebía, sin conseguir cerrar el negocio, pero sí aumentando la marginalidad y la precariedad de aquellas que lo practicaban. Respecto a estas mujeres de pecado, arrepentidas la hubo y que de ellas, las más, iban a parar a la “Casa de Aprobación o “Las Recogidas”. Hasta hace cien años toda prostituta contrita o desahuciada encontraba reposo y aires más puros. Estaba las la iglesia de Sancti Spíritus. Datos basados y obtenidos de “LEYENDAS DE SALAMANCA” de Tomás Hijo.

-Deseo un feliz día de “Lunes de Aguas” a todos los salmantinos y aquellos que lejos de la tierra, celebran igualmente dicho evento. ¡Buen provecho!
Saludos.

¡PAZ Y BIEN!

Paco García Sánchez.- Valladolid
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Hola Paco:
Siento corregirte, pero esta intervención hay varios errores.
El lunes de aguas era únicamente fiesta de los estudiantes de la Universidad de Salamanca. El "Padre Putas", por lo tanto era elegido entre los estudiantes. Además de las labores y responsabilidades que comentas, era el encargado de organizar los viajes para atravesar el río, así como realizar los sorteos para disfrutar de las pasajeras, de manera que nadie quería ser el último, quedando para el bocabulario de "te ha tocado ... (ver texto completo)