El próximo 3 de octubre será beatificado, en la catedral de Santander, un miembro de la familia SAN MILLAN. Emérico Martín Rubio San Millán (de nombre religioso Fray Marcelino), nació en Espinosa de Villagonzalo en 1914. Su madre, Brígida Rubio San Millán, era de Naveros de Pisuerga donde la familia San Millán está muy extendida. El joven Emérico ingresó en el Monasterio Cisterciense de Viaceli en Cóbreces (Cantabria) en el transcurso de 1935 a la edad de 21 años. En 1936 la comunidad de frailes fue expulsada del convento. Emérico se refugió en casa de unas amistades de los monjes en Santander, pero en una de sus salidas por la ciudad, aunque vestía de paisano, fue reconocido por una persona de su pueblo que le denunció como fraile. Posteriormente se supone que, junto con otros 17 compañeros monjes de Cóbreces, fue precipitado al mar desde lo alto del faro de Santander. Un monumento erigido en este lugar conmemora dicho trágico suceso. La Santa Sede (Vaticano), después de muchos años, ha reconocido la heroicidad de sus virtudes por haber preferido morir mártir antes que renunciar a su fe cristiana.
La familia San Millán que, además de en Naveros, está asentada, entre otras poblaciones, en San Quirce, Prádanos y Nogales, está de enhorabuena porque a partir del 3 de octubre de 2015 uno de sus familiares subirá a los altares en espera de que algún día sea declarado santo.
Al nuevo beato le sobreviven tres de sus hermanos. Uno de ellos monje en el monasterio cisterciense de Cóbreces donde él vivió, así como una hermana religiosa.
Este cronista presume y tiene el honor de poseer algunas cartas de Emérico dirigidas a sus familiares en las que entre otras cosas decía "La más completa dicha de este mundo se halla en los Monasterios y la disfrutamos los religiosos, así que ¿qué puede uno desear de las cosas del siglo si no tienen comparación con la alegría que se siente en medio de la austeridad y privaciones de la vida religiosa?.
La familia San Millán que, además de en Naveros, está asentada, entre otras poblaciones, en San Quirce, Prádanos y Nogales, está de enhorabuena porque a partir del 3 de octubre de 2015 uno de sus familiares subirá a los altares en espera de que algún día sea declarado santo.
Al nuevo beato le sobreviven tres de sus hermanos. Uno de ellos monje en el monasterio cisterciense de Cóbreces donde él vivió, así como una hermana religiosa.
Este cronista presume y tiene el honor de poseer algunas cartas de Emérico dirigidas a sus familiares en las que entre otras cosas decía "La más completa dicha de este mundo se halla en los Monasterios y la disfrutamos los religiosos, así que ¿qué puede uno desear de las cosas del siglo si no tienen comparación con la alegría que se siente en medio de la austeridad y privaciones de la vida religiosa?.
