Hasta finales de la Edad Media Villalinvierno era un pueblo con su parroquia y su concejo, pero debido a una serie de crisis de carácter económico termino, como sucedió a otros muchos lugares de Castilla y león, por quedar reducido a un despoblado, y de ahí que todos le hayamos conocido como el caserío de Villalinvierno, pues hasta muy entrado el siglo XX siempre habito algunas familias ocupadas en las tareas de labraza de la amplia finca.
De aquel entonces, transito del siglo XIV al XVI, queda la ermita del Cristo que contó con una gran devoción en los entornos, una de cuyas manifestaciones era la merienda que se hacia en la tarde del 1 de marzo, cuando la gente de los alrededores acudían a la romería a la ermita de Villalinvierno, y que por coincidir con la fiesta del Santo Angel, terminó por conocerse como merienda del Angel.
El alimento básico de la comida y merienda era los huevos duros, fácil de conseguir, fácil de llevar, hay que tener en cuenta que aún no se había inventado la tortilla, huevos que no sólo se usaban como alimento, sino como instrumento de una fraternal pelea entre los asistentes ya que se los lanzaban unos grupos a otros. De ahí también el nombre, un tanto irreverente, pero familiar en la zona, que se dio al Cristo, Cristo de los huevos duros. Y como en toda romería, ocasión propia para confraternizar la gente de la zona, había música, baile y juegos. Y cuando por allí pastaban las reses de la ganadería de los hermanos Moleros, no faltó alguna capea con vaquillas.
La romería, a la que se acudía a pie, en carro o en mulo, cada uno como podía, comenzó a decaer en tiempos de la posguerra española, donde disminuyó el número de gente que acudía y en nuestro pueblo quedo reducido a una merienda campestre de los niños y adolescente, mientras el resto de la gente a sus labores. Ya en la década de los 60, algunos años los maestros organizaban una marcha a alguna zona concreta del campo, como era la chopera del cruce, donde al margen de juegos se merendaba. Lo más normal fue que se generalizó el ir a merendar a las eras o por la carrera o camino real, una antigua vereda de ganado que discurría por donde actualmente viene el arroyo el cáncer que drena el terreno desde las laderas de Palacios y da su agua al aguijó
Villalinvierno, junto con Villalla, en la antigua senda de Villalón, en las cercanías del Prado, San Cebrián de Meneses, arroyo Meneases, la Puebla de Meneses, Meneses, formaban lo que la tradición llamó la siete villas que formaron aquellos repobladores de que en plena Edad Media llegaron a la zona desde el Valle de Mena, por eso en las cercanías de Villalinvierno se encontraba la ermita de Nuestra Señora de los Vascones, que debido al abandono de la misma y a que era frecuentada por “vagabundos y otras gentes de mala conducta” fue demolida a finales del siglo XVIII.
De aquel entonces, transito del siglo XIV al XVI, queda la ermita del Cristo que contó con una gran devoción en los entornos, una de cuyas manifestaciones era la merienda que se hacia en la tarde del 1 de marzo, cuando la gente de los alrededores acudían a la romería a la ermita de Villalinvierno, y que por coincidir con la fiesta del Santo Angel, terminó por conocerse como merienda del Angel.
El alimento básico de la comida y merienda era los huevos duros, fácil de conseguir, fácil de llevar, hay que tener en cuenta que aún no se había inventado la tortilla, huevos que no sólo se usaban como alimento, sino como instrumento de una fraternal pelea entre los asistentes ya que se los lanzaban unos grupos a otros. De ahí también el nombre, un tanto irreverente, pero familiar en la zona, que se dio al Cristo, Cristo de los huevos duros. Y como en toda romería, ocasión propia para confraternizar la gente de la zona, había música, baile y juegos. Y cuando por allí pastaban las reses de la ganadería de los hermanos Moleros, no faltó alguna capea con vaquillas.
La romería, a la que se acudía a pie, en carro o en mulo, cada uno como podía, comenzó a decaer en tiempos de la posguerra española, donde disminuyó el número de gente que acudía y en nuestro pueblo quedo reducido a una merienda campestre de los niños y adolescente, mientras el resto de la gente a sus labores. Ya en la década de los 60, algunos años los maestros organizaban una marcha a alguna zona concreta del campo, como era la chopera del cruce, donde al margen de juegos se merendaba. Lo más normal fue que se generalizó el ir a merendar a las eras o por la carrera o camino real, una antigua vereda de ganado que discurría por donde actualmente viene el arroyo el cáncer que drena el terreno desde las laderas de Palacios y da su agua al aguijó
Villalinvierno, junto con Villalla, en la antigua senda de Villalón, en las cercanías del Prado, San Cebrián de Meneses, arroyo Meneases, la Puebla de Meneses, Meneses, formaban lo que la tradición llamó la siete villas que formaron aquellos repobladores de que en plena Edad Media llegaron a la zona desde el Valle de Mena, por eso en las cercanías de Villalinvierno se encontraba la ermita de Nuestra Señora de los Vascones, que debido al abandono de la misma y a que era frecuentada por “vagabundos y otras gentes de mala conducta” fue demolida a finales del siglo XVIII.
