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MENESES DE CAMPOS: Espero que este escrito os sirva para recordar vuestro...

Espero que este escrito os sirva para recordar vuestro tiempo o el de vuestro antepasados pasado en la escujel.

Cuando a uno le dicen que es un catón se están refiriendo a que es un hombre grave, pensativo. El catón, nombre que hace referencia a Marco Publio Catón, un o de los gobernante de Roma, culto y severo, paso a denomina a la gramática latina, y en el siglo XIX se conocía como catón al de lectura elemental, compuesto de “trozo de dificultad gradual” que servía para aprender a leer y para perfeccionaba la lectura de los niños, para que estos, comenzando con frases breves y sencillas, pasasen en pocas lecciones a pasajes largos y difíciles, “alcancen la idea de toda palabra y comprenda el sentido de una frase”

Seguro que todos os acordáis de aquellos encerados llenos de palabras y frases entrecortas y al maestro o maestra señalando con la vara las silabas y los niños repitiendo memorísticamente. Es el método utilizado por el catón.

Los más mayores conocieron el catón, lo que ya no lo son y andan entre 60-50 años conocieron los parvulitos. El Catón era donde se aprendía a leer, una vez superada la cartilla, que era el lugar donde se aprendían las letras y a leer.

La primera lección eran aprender las vocales: a e i o u, i u a e o

La segunda aprender las consonantes, formando sílabas: m n ñ z k ch s x g j f t l ll y v b d p qu. Después venía la combinación de consonantes y vocales: ma me mi mo mu… sa se si so su. Gue gui ga gu go, gua gúe guo güi

La cuarta a formas palabras sencillas, de dos sílabas: a-ma, hu-mo me-sa, ni-ño, hu-le, le-ña…

Un paso más era a crear pequeñas frases, cada vez más complicadas y leerlas silabeando, de aquí que las sílabas estuviesen separadas por un guión, es una lectura cortada:

La ni-ña no ma-ma.
Mi ma-ma me ri-ñe.
E-se o-so no sa-le.
Yo lle-vo u-na lla-ve.
Ya sa-le la lu-na lle-na.
Us-tez ten-drá mu-cha sed.
Va-mos a re-gar el jar-dín.

Re-co-ge tus li-bros y már-cha-te ga-lo-pando
Va-mos a re-co-ger u-vas pa-ra col-gar-las en ca-sa

La ce-na se ha-ce pron-to en la co-ci-na. Co-men ce-ci-na co-cida en u-na ca-zue-la

La ci-güe-ña tie-ne el cue-llo lar-go y na-da cor-to.

El cer-do tie-ne mu-cho o-cico.

Finalmente se hacia la lectura sin marcas la separación de las sílabas, de corrida, evitando el silabeo:

Ana, Benita, cecilia, Donato, Ernesto, Fidel, Gabriel...

Amalio va hoy a Barcelona, y Concha se marchó a Chinchón, Dolores estará ya en Francia. Emilio nació en Extremadura...

El hombre habla. Las aves vuelan. Los peces nadan. El galgo corre. El ruiseñor canta. Los perros ladran. Los gatos maúllan. El caballo relincha. El toro brama. Los burros rebuznan. Las ovejas balan. El león ruge. Los lobos aúllan. Los ratones chillan. Las abejas zumban. Las gallinas cacarean. Los cuervos graznan. Los cerdos gruñen. El trueno retumba. El tambor resuena. Los dientes rechinan. La locomotora silva. La lumbre chisporrotea. La madera cruje. La campana vibra.

Las frases se iban haciendo más complicadas para que los niños se acostumbrasen a la conjugación de los tiempos irregulares y verbos y terminasen leyendo como se hablaba o hablando como se leía correctamente:

Yo soy ahora pequeño. Tú eres aún menor. Aquel es ya mayor. Y se repetía el la lectura pero en plural nosotros somos ahora pequeños…

Tú eres más listo que yo. Aquel era menos aplicado que nosotros. Nosotros éramos aficionados al juego. Vosotros erais malos estudiantes. Aquellos eran torpes para la cuenta. Yo fui enredador y fastidioso. Tú fuiste revoltoso y holgazán. Aquel fue díscolo y desobediente… Si yo fuera un sabio, me respetarían. Si tú fueras general, te obedecerían. Si aquel fuera gobernador, mandaría.

Para otra ocasión más sobre la escuela


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