En cuanto a la malasada, también escrito malaxada, y que si es el antecedente de la tortilla, hay que desmitificar un poco el tema.
A veces aclarar los infundios históricos te puede traer malas pasadas, pero no esta bien dar por histórico, aunque revierta beneficios, aquello que no lo es.
De parentesco con la tortilla nada de nada. No es más que un simple bollo de harina, bien cocido, lo que si le echaban algo de dulce, la miel en aquellos tiempos medievales, venía a ser un parecido aun suizo, pero menos fino, o bien frito, lo que se parecería a lo que vulgarmente se conoce como cagada de gato, o roquillas de harinas con levadura frita y espolvoreada con azúcar, sólo que por aquel entonces no existía el azúcar y la cosa se endulzaba con miel, Y si hacemos caso a la leyenda, el anillo metido en la malaxada, daríamos con el roscón de reyes, el bollo con una sorpresa.
Y es que esta costumbre de meter algo dentro de un bollo de harina, cosas o frutos, es tan viejo como la misma humanidad. Desde la época romana se conocen las tortas redondas hechas con harina y miel, en otros casos higos dátiles, depende de las regiones, que se repartían entre la población en determinadas fechas festivas. Desde el siglo III se conoce la costumbre de poner en el interior de la torta una haba u otro elemento
La malasada sigue siendo un elemento clásico de la repostería portuguesa y de sus antiguas colonias, de hecho ya en el siglo XVI los portugueses la habían extendido por la región del Indico y sueste asiático, desde donde se extenderán por las islas del Pacífico. Así que olvidémonos de equiparar la malasada con la tortilla y quedémonos con lo del bollo, que es muy de nuestra tierra y sobre todo en Semana Santa, bollos de aceite
Personalmente creo que Meneses si quiere buscar una fiesta que le identifique con su paso medieval tiene mil motivos a los que acudir y no la malasada como antecedente más inmediato de la torrilla. Pero sobre esos motivos a los que acudir podemos hablar en otra ocasión, si es que no se molestan sensibilidades.
A veces aclarar los infundios históricos te puede traer malas pasadas, pero no esta bien dar por histórico, aunque revierta beneficios, aquello que no lo es.
De parentesco con la tortilla nada de nada. No es más que un simple bollo de harina, bien cocido, lo que si le echaban algo de dulce, la miel en aquellos tiempos medievales, venía a ser un parecido aun suizo, pero menos fino, o bien frito, lo que se parecería a lo que vulgarmente se conoce como cagada de gato, o roquillas de harinas con levadura frita y espolvoreada con azúcar, sólo que por aquel entonces no existía el azúcar y la cosa se endulzaba con miel, Y si hacemos caso a la leyenda, el anillo metido en la malaxada, daríamos con el roscón de reyes, el bollo con una sorpresa.
Y es que esta costumbre de meter algo dentro de un bollo de harina, cosas o frutos, es tan viejo como la misma humanidad. Desde la época romana se conocen las tortas redondas hechas con harina y miel, en otros casos higos dátiles, depende de las regiones, que se repartían entre la población en determinadas fechas festivas. Desde el siglo III se conoce la costumbre de poner en el interior de la torta una haba u otro elemento
La malasada sigue siendo un elemento clásico de la repostería portuguesa y de sus antiguas colonias, de hecho ya en el siglo XVI los portugueses la habían extendido por la región del Indico y sueste asiático, desde donde se extenderán por las islas del Pacífico. Así que olvidémonos de equiparar la malasada con la tortilla y quedémonos con lo del bollo, que es muy de nuestra tierra y sobre todo en Semana Santa, bollos de aceite
Personalmente creo que Meneses si quiere buscar una fiesta que le identifique con su paso medieval tiene mil motivos a los que acudir y no la malasada como antecedente más inmediato de la torrilla. Pero sobre esos motivos a los que acudir podemos hablar en otra ocasión, si es que no se molestan sensibilidades.
