HERRERA DE PISUERGA: Imperdonable. Tienes toda la razón, no sé cómo me pude...

Luisa M, con tu permiso voy a continuar el recorrido de comercios y actividades hasta la placilla.

En la acera de la derecha, calzados ARCE, la tienda de LA DESEADA, El bar CATAÑEDA, la librería de HILARIO, la armería de QUINIRIO y la FONDA.
En la izquierda, la sastrería de BOTIJILLO, la papelería de TOLÍN, la confitería de CASTAÑEDA, confecciones RUIZ, ultramarinos ANGELITO BARRIO y el bar LA PERLA.

No recuerdo la tienda de SIRO donde dices, la recuerdo al comienzo de la calle Antonio Arana, donde luego estuvo Antonio el fotos

Ana, me has decepcionado, en tu relación de los establecimientos de la calle Colon, te has olvidado de mi favorito. Pensaras que es imposible, que los favoritos de un niño pueden ser una pastelería o una tienda de juguetes; pues no, la mía era una tienda que tenía estanterías en las paredes laterales y en la de detrás del mostrador, sobre éstas había unos botes con tapa, posiblemente estaban realizados de cerámica, pintados de blanco, de distintos tamaños y con rotulo que indicaba su contenido.
El piso me parece recordar que era de madera.
Lo que más me llamaba la atención era su caja registradora, era enorme, el lugar donde se colocaban las monedas y billetes también tenía un buen tamaño; pensaba que ese era un buen negocio, por ese motivo tenía que ser grande para colocar los muchos billetes que entraban cada día; esta máquina tenía una manivela que se activaba manualmente, después de teclear la cantidad a cobrar, esa cifra se reflejaba en la parte superior de la misma en unas chapas que subían y bajaban hasta que la rotación de la manivela completaba su recorrido, quedando la cifra definitiva a cobrar, la misma estaba rotulada en las chapas.
Nunca entendí el porqué de aquellas maquinas, en que facilitaban el trabajo a las personas que regentaban ese negocio u otros? Cada vez que expedían un articulo escribían su precio en un papel, así hasta completar el total de la compra, después sumaban todas las cifras, el resultante era el que tecleaban en la máquina registradora.
Sobre los botes que había en las estanterías. Cuando entraba en aquella tienda, esperaba que en alguna ocasión sacasen algún producto de su interior, jamás ocurrió esa circunstancia, siempre lo sacaban de la trastienda; llegue a la conclusión que estaban de decoración.
No creo necesario dar pista ninguna pista más para identificar ese comercio.
Un saludo.
Arambol

Imperdonable. Tienes toda la razón, no sé cómo me pude olvidar de la farmacia de D. Baldomero Macho. Doy por bueno mi olvido por tener la oportunidad de leer tu estupenda descripción. Me encantaría poder ver alguna foto de la botica y de la rebotica. Un abrazo de ya sabes, tu fan número uno.