San Telmo, FROMISTA

Pedro González Telmo (1185-1246), hoy conocido como San Telmo e invocado como patrono de las gentes de mar. Era sobrino del obispo de Palencia, y fue enviado a estudiar a la reciente y primeriza universidad de Palencia, en donde destacó por su inteligencia preclara. Muy joven aún, fue nombrado canónigo de la Catedral de Palencia, y, en seguida, por designación de Roma, elevado a la primera dignidad después del obispo: el Deanato. Un sencillo hecho cambiaría el rumbo de su vida: encontrándose en la Plaza Mayor de Palencia y para celebrar su elección, quiso hacer caracolear a su caballo para excitar la admiración del público y conseguir su aplauso. Se lanzó pues, a toda brida; pero el caballo se encabritó en medio de la carrera, dio un paso en falso y tiró al jinete en un lodazal. Los espectadores celebraron la caída con gritos y burlas, y el joven y elegante deán quedó avergonzado por un momento. Pero reaccionó súbitamente y con voz potente exclamó: “ ¡Cómo! ¿Este mismo mundo, a quien yo tanto quería agradar, se burla ahora de mí? Pues bien, también yo me burlaré de él. Y desde ahora, vuélvole la espalda para llevar una vida mejor.” Decide entonces cambiar de estado e ingresa en la recién fundada Orden dominicana. Estudió teología y se convirtió en predicador incansable. En la vida religiosa, fue forjándose en un gran espíritu de fe, de oración y de celo apostólico. Fue consejero del rey Fernando III el Santo, y se dedicó en su misión apostólica a ayudar a los necesitados, y de un modo especial en Galicia y Portugal, a la atención de los marineros. Murió en 1246 en Tuy (Pontevedra).


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