Todos los miembros de la
familia, cada uno según
su propio don, tienen la gracia y la responsabilidad
de construir, día a día, la
comunión de las personas,
haciendo de la familia "una
escuela de humanidad más
completa y más rica"; es lo que sucede con el cuidado
y el amor a los pequeños, los enfermos y los ancianos;
con el servicio recíproco de todos los días, compartiendo
los bienes, alegrías y sufrimientos...