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FOLLOSO: Cuando yo era niño y veía a Ángel montado a caballo,...

Cuando yo era niño y veía a Ángel montado a caballo, picando la pareja uncida a un carro cargado de hierba, o de manojos de centeno, o arreando las vacas, o colaborando con los demás vecinos para llevar el motor y la degranadora a la era que correspondiera para las majas, y tenía que levantar la cabeza hasta el punto de partirme las cervicales, que entonces no sabía yo lo que eran, porque según la definición de alguien, yo era un “loco bajito”, creía que Ángel era un superhombre, que dicen ahora. Pero además era una persona que siempre tenía la sonrisa en los labios, labios que a mí siempre me llamaron la atención, siempre tenía un saludo amable, nunca le ví un mal gesto. Para mí era un ejemplo, me queda la duda si lo supe aprender.
Hace poco más de un año tuve la oportunidad de saludarlo… ¿Qué tal Ángel? … ¡No me conoció! ¡Soy …. hijo de …sobrino de… nieto de ….!
¡No me conoció!
¡Pero yo sí lo conocía.! Su cuerpo no era joven y fuerte. Su mirada, oculta detrás de unos gruesos cristales no era la misma. Pero su sonrisa, sí ¡era la misma!
Ángel, permíteme el tuteo, ¡nunca te olvidaré!
Tu esposa y tu hijo, en su dolor, al que yo me uno, pueden estar orgullosos de su esposo y padre. Y pueden estar felices de haber disfrutado de tu amor y de haber correspondido a él.
¡Descansa en paz! ¡Te lo has ganado.!