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FOLLOSO: Para llevar el pan a la panera había que trabajar mucho...

Para llevar el pan a la panera había que trabajar mucho la escasa tierra que aquellos asentamientos tenían. Eran tierras de secano que se habían ganado al monte y se explotaban en régimen de barbecho, diviéndolas en dos bagos o hojas, como siempre, eran nuestros antepasados muy prácticos en la nomenclatura: el bago de arriba y el bago de abajo. Las tierras que no quedaban en esa situación eran las de la Collada, el Aguilón, el Monte y la Chana, situadas en la parte de poniente hacia Rosales, se unían al bago de abajo. Antes de la sementera que se hacía a finales de Septiembre, primeros de Octubre había que ararlas dos veces. La primera arada era la ralva que además de roturar la tierra tenía por misión enterrar los restos de rastrojaos para convertirlos en humus. La segunda arada era la bina y se encargaba de matar las malas hierbas y oxigenar la tierra para recibir más adelante el estiercol animal y la simiente que se esparcía a voleo. Aún recuerdo muy viva la imagen de mi padre midiendo con pasos y colocando las señales con pajas dobladas para luego con un cesto de mimbre o de tabla o con un caldero, acompasar el paso y el brazo para ir esparciendo la simiente por la superficie de tierra que se labraría aquella jornada. Las tres aradas se hacían con el arado romano tirado por la pareja de vacas, uñidas con un yugo, las mullidas y las cornales. El arado era muy simple pero no todo el mundo tenía la técnica y la herramienta suficiente para hacerlos y mantenerlos. Mi padre no era muy manitas para las faenas de carpintería y venía a hacerle los arados o a hacer el mantenimiento, Gelo de Rosales. Eran amigos. Gelo tenía un un número abultado de hijos, todos varones, y mi padre le gastaba alguna broma al respecto y a la sombra del nogal yo escuché decirle a mi padre que si la próxima criatura era niña él sería el padrino y no me llega la memoria, pero creo que así fue.

Gelo tenía el mejor, más cuidado y numeroso rebaño de cabras y ovejas de aquellas contradas. Para las cabras tenía un beche o semental de lo mejor armado, tanto por delante como por detrás. Qiuen me explicó la historia me describía el beche como un macho noble, con unos cuernos robustos, pero no muy retorcidos porque era todavía joven. Me explicaba que era de un pelaje negro con manchas blancas en la frente, en el pecho y a cada una de las faldas. Lucía una abundante barba bardina y se exhibía con elegancia y postín. Y cumplía en su papel de cubrir las cabras. De rey de las ovejas tenía un morueco fuerte, ancho, de poblado vellón blanco y con una cornamenta fuerte y retorcida como el tronco de un centenario olivo. Aunque cada uno tenía su corral y sus hembras que cubrir, se despertó en ellos la competencia y eran frecuentes las aluches entre ellos. Primero fueron juegos, no sé si inocentes o tanteos para medir su fuerza. La cosa fue subiendo de tono, pero como las formas de luchar son diferentes la cosa no llegaba a mayores. Casi siempre, porque era más alto y porque sabía ponerse sobre dos patas ganaba el beche. Un día el morueco después del escarceo bastante prolongado, cogió impulso hacia atrás muy distanciado, paró, y, cuando creyó oportuno, aceleró hacia el beche. Era una bola blanca con cuernos retorcidos en carrera acelerada el beche no se lo tomó en serio, se agacharía como había hecho muchas veces. El caso es que aquellos cuernos retorcidos se estrellaron con tanta violencia contra la cabeza del beche que sus cuernos no pudieron hacer de contén y en el suelo de aquel campar quedó inerte el que antes había sido el beche más noble y elegante de aquel numeroso rebaño de Rosales.

Un abrazo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Hola Peña.

Me asombra tu memoria. Si que es verdad que tu padre era el padrino de la única chica de la familia de Gelo, tanto uno como el otro cumplieron con su parte del acuerdo, le pusieron de nombre Amelia, siempre que hablamos de los padrinos, me dicen que el día de Reyes era costumbre ir a comer cada uno a casa del suyo, por lo tanto a mi cuñada le tocaba ir a comer a tu casa, como ella era muy vergonzosa, tenia que ir alguno de sus hermanos con ella, a veces le tocaba a Tista, otras veces ... (ver texto completo)