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FOLLOSO: En la Fuente Arriba lavé yo mas de un trapin, pero...

Ayer en el Congreso de los Diputados no se llegó a un acuerdo para aprobar el Estatuto de Castilla la Mancha por desavenencias en el tema de los reursos hídricos.
En Folloso los resursos hídricos eran bastante escasos y por ese motivo sus vecinos, desde tiempos muy allá, tenían su Plan hidrológico que organizaba sus fuentes, sus almacenes, conducciones y horario para regar huertas, huertos, linares, nevares y praos.
El plan de abastecimiento bebía en dos fuentes principales: la de Arriba y la de Abajo. La de Abajo se utilizaba preferentemente para boca de medio pueblo y para regar el prao Cuartero, el más importante por su extensión y precisamente por disponer de agua propia sin necesidad de compartir horario. La de Arriba daba de beber al otro medio y el sobrante se admistraba para el riego.
La fuente de Arriba estaba enclavada en un espacio comunal, entre Las huertas de Arriba, los praos de los Álamos, la Casona, las Llams de la Iglesia y el prao la Fuente. De los cinco manantiales que había en ese espacio, era con diferencia, el de mayor abundancia y calidad. Estaba la fuente recubierta con paredes rústicas laterales y un techo formado por dos grandes piedras planas. La parte norte protegida con pared robusta y cubierta de vegetación para impedir la entrada de agua de lluvia o de otro manantial superior. La parte frontal estaba abierta, formando la boca de la fuente y en sus dos extremos había hechos en piedre dos poyos para sentarse a beber o para posar los calderos o botijos.
El abundante agua que la fuente manaba discurria unos metros hasta pasar al pozo de lavar. Un rectangulo con dos largos y anchos tablones colocados en plano inclinado donde se colocaban las onduladas tablas de lavar. (El dicho sobre el buen lavar era: "poco jabón y mucho martirio"). Por un lateral entraba el agua y salía por el otro extremo bordeando un gran roldo que cubria una pequeña pared que hacía de puerto o presa. En ese lateral, el tronco de roble tenía hecha, hacia el centro un pequeño rebaje en forma de uve para que desaguase por un único sitio y ser mas fácil la conducción. En el centro de ese mismo lateral y a ras de suelo había hecho en la pared una especie de michinal, que se podía tapar y destapar. Cuando el pozo tenía mucho lodo, o por la matanza se habían lavado allí las tripas, se reventaba el pozo para hacer la limpieza. El pozo de lavar también servía de abrevadero para el ganado.

El agua que salía del pozo le lavar iba por una presa normal hasta que giraba 90º para atravesar el camino y ahí se utilizaban las dos mitades de un tronco de roble partido longitudinalmente a modo de canal (ver foto enviada por Paco Alvarez) y el agua era conducida al gran pozo de la fuente de Arriba. Era, más o menos redondo con paredes laterales embarradas donde iban creciendo diferentes hierba y arbustos que le daban consistencia y evitaban las fugas. El la zona sur, la que tenía que ofrecer más resistencia, la pared era ancha y también bien embarrada. En la parte inferior tenía una gran piedra clavada con un agujero hecho a base de pico y martillo. Ese agujero era fundamenteal para en sistema de riego. Si el orificio estaba abierto no se almacenaba el agua. Para que el sistema funcionase había que tapar el pozo. Se cogía un tapín, o sin que llegase a serlo, pero que tuviese tierra y raíces. Se hacía una especie de churro gordo y desde dentro hacia fuera se metía en el ojo del pozo, detras se le ponía una piedra plana y a continuación todo tipo de barro y lodo que hiciese una buena capa. La presión del agua hacía que la piedra protegiese el primer tapón y en pozo empezaba a llenarse. Cada prao y cada huerta tenía sus horas de agua y todo mundo sabía cuando le tocaba. " Hoy toca el agua a las cuatro"

Cuando el pozo estaba lleno venía lo divertido: ir a reventar el pozo. Había un varal largo. Por un extremo estaba un poco aguzado y con esa punta pinchábamos el tapón hasta que empezaba a salir el agua. Se regulaba con el palo de reventar, introducciendo la parte estrecha o la más gorda para dejar más o menos ojo de salida del agua. Se le ponía una calza al palo para que no se moviese i a conducir el agua por las distintas presas hasta llegar a destino. Siempre encontrabas alguna boca de presa abierta o alguna piedra caída que hacía saltar el agua. Cuando llegabas a destino regabas por surcos o por libiaos.

La fuente de Abajo también tenía su pozo, dentro del prao Cuartero. El prao los Álamos tenía su pozo en medio del prao que tenía que compartir con las linares de Arriba, los Huertos y las huertas de los Guindales. En la fuente de la Espina había otro pozo que regaba las huertas del Pallarón. En los Adiles había otro, para las huertas y praos de los Adiles y para media Llama Redonda. En la Fontaniella, al lado del Fuello había otro. Este pozo era muy empleado también para ahogar perrines y gatines (no había guardería ni servicio de adopción). En el prao del Río de Arriba, en la parte solana y con mucha cuesta había también uno pequeño. No sé si por los Carballos y por Llamasdequintas había alguno.
El agua de boca se llevaba a las casas con calderos y botijos. Creo que sólo en casa de los Beltrán había un pozo dentro de casa.

Hace ya muchos años que Folloso tiene agua corriente en las casas, precisamente del manantial de la fuente de Arriba.

Un abrazo.

En la Fuente Arriba lavé yo mas de un trapin, pero sobre todo lavaban nuestras madres los pañales ecológicos, hoy llamados "dodotis". Los enjabonaban y tendían al sol en el prao de Concha que llevaba el padre de Carballo, quedaban como los chorros del oro y vuelta a poner en el culito rosado y tierno de los bebesitos del "culo cocoso". ¡Estamos algunas como para lavar de aqulla manera, yo no me mudo en un mes!
Saludos afectuosos.