EL CASTILLO: Blasón airoso...

Blasón airoso
que tu campeas
hidalgo y noble
piedra hermoseas
escudo heraldo,
eterno aguantas,
lluvias y frío,
viento y nevadas.
Y cuantas veces
yo a tí te miro
al lado justo
de ese balcón,
me embarga tanto
tu resplandor,
que tengo miedo
a ensimismarme
y estar absorto
en tu atención.
Luces estrellas
del firmamento,
las que te puso
Alfonso Onceno,
cuando aque día,
de amanecer,
al moro infame
fuíste a vencer,
y ese castillo
que en puente está
mirando al Sil
su agua bajar,
fué tu refugio
para clamar
la vuelta a tiempo
para aplastar
a los que osaban
querer pasar.
La Cruz de Malta
que en tí resalta,
orden gloriosa,
valiente y santa,
le fué otorgada
a un religioso
y allí clavada
en acto honroso,
muy a mediados
del dieciocho.
Y Marilín, excepcional
genial artista
y tan cabal,
te ha retratado,
de tal manera
que nadie ha hecho
con tanto amor,
cosa tan bella
ni tan señera,
ni nunca creo,
se haga mejor.
Te ha dado vida
y ese color,
que al contemplarte
y al admirarte
en tu esplendor,
parece que hablas
y tomas vuelo,
rumbo a ese cielo,
puro y hermoso
que Omaña tiene,
Edén precioso,
fruto amoroso
del Creador.
Mi madrecita
desde ahí arriba,
está llorando
de su emoción,
de ver que al fín
ella ya tiene
aquella imagen
que fué buscando
y no encontró.
Las gracia damos
a esa mujer
que en Manzaneda
y no en Galicia,
vino a nacer,
que con sus manos
y con su ser,
mima a esta tierra
con su querer
y pone gozo
en cualquier trozo
de es regalo,
puro placer
que fué mi dicha,
la su sonrisa,
EL CONOCER.