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TARDAJOS: No sé si será buena o mala mi obra pero en el fondo...

No sé si será buena o mala mi obra pero en el fondo hay amor a la naturaleza, ese que brilla por su ausencia en la mente de tantos. Parece hasta una burla del destino, "vida sí, lodos no". Pues ni las vidas se respetan y los lodos, todos los que Burgos tiene o quiera tener porque con semejantes defensas, a morir por Dios y por España. Tanto presumir de bandera y luego el fondo lo esquilman, lo aniquilan y para su propio beneficio. Muy distintos somos en efecto, que a mi me dejen la naturaleza y luego ya pondré la bandera. Y no, ellos ponen la bandera aunque no haya más que ruinas y barrabasadas. Olé, olé y olé. Qué manera tan extraña de pensar algunos.
El movimiento se demuestra andando, y el camino de ofensas es ya bien largo desde que esta legislatura hizo su entrada triunfal. Hasta yo misma les di mi voto de confianza, hasta que no se demostrase lo contrario la tuvieron. Pero qué bueno fue aquello, que aquella que les brindó su mano, la despreciaran. Hay formas y formas de hacer las cosas y de respetar los tiempos, que en la realidad se tuvieron que respetar por ley. Entonces, ¿a qué venía eso de adelantarme a mi la salida si esa estaba estipulada en la ley judicial? Ganas de enfrentamiento porque bien sabían que lo que iban a hacer no lo iba yo a aplaudir. No porque, peor, es imposible y gastando más que nunca.
Cuando ya se acabó el tiempo, ahora que algunos quieren sacar lo que hubo en su tiempo, y no lo remediaron a tiempo, si se que las cuentas en Tardajos no han estado nunca tan boyantes, y en vez de aprovechar ese buen caudal para hacer obras que agraden a la gente, lo aprovechan para lo que ellos sabrán que les renta o les haya rentado más porque como mandan hacen de su capa un sayo y se fuman los puros que les da la gana, echándonos el humo mientras, cuando con muchos aspavientos.
Una obra como la de la carretera, que bien hecha y respetando la naturaleza existente podía lucir espléndida, luce un coco liso, una brecha y una casetilla ridícula que no acoge a nadie, y todo sembrado de chinitas. He notado que si van varias personas se quedan todas fuera. He visto las plantejas esas que han puesto más secas algunas que la mojama. Es que quizás no sepan que por poca agua que requieran las plantas rastreras las necesitan para arraigar. Ese querer hacer monte donde no lo es, es que es lo más increíble que he visto nunca. La planta tiene su propio hábitat natural y no el que se nos antoje. Entonces, esas plantas las tendrían que haber regado para que no se secaran. Y como es precisamente lo que querían evitar, les ordenan, planta, arraiga, y la planta arraiga si tiene condiciones, y si no, pues se seca. Porque en la plaza todas esas lavandas se regaron a conciencia y por eso estaban tan hermosas. Y hala, a acabar con lo bueno y a dejar la ruina por doquier.
La calle Real, podría haber sido mucho mejor, podrían haber renovado el alcantarillado... pero eso es que según el técnico costaba mucho. Y mejor es ir a lo fácil y a la apariencia pura y dura. Y el que venga detrás que arree.
Y ahora a arrasar la plaza... y con una ingente cantidad de millones, que para lo que nos va a quedar de plaza, la Junta se lo podría ahorrar ahora que al menos tenemos una plaza, sin pavimentar, pero plaza al fin. Para lo que quieren hacer, mejor que no hagan nada y la dejen como está. Que no tiene ya romeros, ni lavandas ni otras especies, ya nacerán violetas, chirivitas y diente de león.
Mis pequeñas obras son ecológicas como resultado del mal trago que sufrimos todos: animales, plantas, fuentes, y humanos con la luna, el sol y las estrellas; una naturaleza en la que estamos todos integrados y algunos no ven ni verán pues no tienen sensibilidad y entonces eso es imposible de ver. No ven la vida que tenga que ver con un árbol, sólo líneas, puntos y garabatos. Hay arquitectura integradora no devastadora. Ahora quito y luego pongo lo que se me pone en las narices. Mira mejor que césped o plantas, adoquines y cemento. Que ya que estamos en crisis que por lo menos se haga gasto al ladrillo.
Luego normal que las fuerzas de la naturaleza hagan de las suyas si las estamos provocando a lo tonto y sin necesidad. Y si ellos arrasan, las fuerzas de la naturaleza, tienen mucho más poder devastador. La lluvia, el viento, las nubes... pueden descargar granizos en sus formidables tormentas, o pueden venir en forma de huracanes o lluvias torrenciales. Así es la naturaleza que a fuerza de querer dañarla, los dañados podemos ser nosotros.