En la zona de la
fachada principal del
monasterio, hay una
estatua del Sagrado Corazón y a la izquierda un monolito con leyenda alusiva al
caballo Babieca.
Según el Cantar de Mio Cid, antes de marchar al destierro, Rodrigo Díaz de Vivar dejó en
San Pedro de Cardeña, al amparo del abad Sancho a su esposa Doña Jimena y a sus hijas Doña Elvira y Doña Sol.