Los textos Sagrados.
Los adoradores de ese altísimo Dios, que posee el pueblo de Israel, dividen el conjunto de los libros evangélicos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento con una enigmática señal que significa el Pacto o la Alianza con su Señor Yahvé.
Esa Antigua Alianza comprendía todos los escritos referentes asa férrea coalición que tiene Yahvé con el pueblo Judío.
En su mayor parte estos textos fueron escritos en hebreo, por qué en griego sólo aparecen en el libro de la sabiduría y en el libro II de Macabeo.
La Nueva Alianza está escrita en su totalidad en griego y es una colección de todos los escritos que sólo conciernen a la Alianza con el hijo de Yahvé, el que fue llamado Cristo.
La Biblia no es como el Corán, un solo libro, sino una colección de muchas obras escritas por autores distintos y en tiempos diferentes.
Los judíos enumeran 39 libros.
Los protestantes, reconocen también 39.
Los católicos, reconocen 45.
En total la Biblia se compone de 123 libros.
Los 27 libros de la Nueva Alianza son enumerados por todas las confesiones cristianas.
La Biblia nacida en el desierto con Moisés, pasó a Palestina en donde se desarrolló a ritmo del pueblo y cuya marcha histórica fue interpretada como una revelación que Yahvé nos relata minuciosamente a través de los antiguos profetas.
Hasta el reinado de David, todas las historias de la Biblia se relatan de forma y de manera oral, ya que los escritos históricos y proféticos que se relatan se crearon en el período de esta monarquía.
Durante el largo destierro Judío y en los inicios de la diáspora y el judaísmo, un libro que llamamos el Pentateuco, que fue iniciado en el período anterior, fue cuando adquirió su forma definitiva.
Pasado algún tiempo y después de que esos libros poéticos y sapienciales se seleccionaran oralmente, son los que determinaron la recapitulación del con-junto de libros de la Antigua Alianza.
En los comienzos de nuestra era, las dos primeras generaciones cristianas son las que dan testimonio de la obra de Jesús en los 27 libros que componen la Nueva Alianza.
En las dos firmes Alianzas que fueron establecidas entre los judíos y Yahvé Padre primero y después con el Hijo que fue enviado a la Tierra por Él para redimirnos del pecado, hay gran diferencia. Cristo se encarnó en la funda humana para demostrar que la perversión y maldad congénita del hombre, es lo que le impide el tener el sentido de la piedad y de la caridad, fuera de su entorno familiar y afectivo. Yahvé, se involucró con una rama de los hombres creados en el Paraíso por Él mismo, para servirse de los judíos con prepotencia y con largueza, ya que primero utilizó a los Profetas más significativos y más cercanos a su Divinidad inmortal, para sentar las bases de su perpetua veneración. Nadie en esos viejos tiempos, era más sabio, ni era más poderoso en el pequeño y frágil planeta Tierra que Él. Ningún ser humano osaba contradecir, en aquel tiempo ha su Divina voluntad, y si alguno lo hacía, este era castigado tan severamente, que pagaría su atrevimiento con la vida.
Cristo, al contrario que su Padre, se comportó con los judíos de una manera más humana y generosa. Jesús de Nazaret dedicó su corta vida de predica-cion y generosidad, de manera especial, a los seres que estaban necesitados de amor y cariño, y aún se ésta utilizando su ejemplo y su mensaje para llevar la esperanza a los pueblos oprimidos de la Tierra.
Por eso debemos de separar la paja del trigo en las religiones que han brotado como brotan los hongos después de su trágica muerte con el tormento de la Cruz.
Todas las sectas religiosas que se formaron a base de instrumentalizar su Cruz de tormento, dicen ser ahora fieles transmisores de su mensaje de amor y de su caridad. Pero ellos no lo consiguen porque la figura de un Cristo humano y generoso está más próxima y cercana ha los pobres de la Tierra que a la parafernalia de tan suntuosos ritos y ceremonias de las llamadas iglesias, que son nutridas a base de corruptelas, depravaciones y la ambición del oro y la plata. Las religiones que han surgido del Padre Creador y de su Hijo atormentado por los hombres son creencias falsas, porque estas descansan en los relatos creados para los intereses personales de los seres humanos que idearon la recopilación de los libros que hay en la Biblia.
Nada encaja entre los 123 libros que componen las miles de páginas que están escritas sin matiz ni son alguno. Y nada se encuentra equilibrado en cuando pasamos las hojas y caminamos hacía el siguiente texto de otro de los 123 libros recopilados. Épocas y tiempos pasados se mezclan sin ningún reparo ni tampoco la honestidad moral necesaria. El Creador erijo todo el Universo, la Tierra, los animales y el hombre, en seis días, y el séptimo día descansó por el desfallecimiento corporal de tanto atrevimiento.
Nada más y nada menos, que ser el más poderoso Dios que haya existido jamás en el Cosmos, y ver al Creador de todos los objetos que existen bajo las galaxias, estrellas y planetas, en las pulverulentas manos del errante pueblo hebreo.
Dios se enamoró de la Tierra y cuando se canso de ver la formidable maldad del hombre, que Él había creado, se marcho y le abandonó para siempre.
Lo dejo en la Tierra ha su suerte y acervo.
Cuando se alejó del hombre, su divinidad descansó de la inmensa fatiga que el hombre había causado dentro de un cuerpo, que era la mitad de Arcángel y la mitad de Querubín. Y aunque su tiempo fuese casi eterno para el hombre, todos los alimentos que Él necesitaba para vivir, estaban muy relacionados ha análogos componentes con los cuales se hallaba construido el hombre.
La energía que acumulaban los agujeros negros en el espacio, era su principal fuente de alimentación y la creación de nueva energía para hacer galaxias.
Autor
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
Los adoradores de ese altísimo Dios, que posee el pueblo de Israel, dividen el conjunto de los libros evangélicos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento con una enigmática señal que significa el Pacto o la Alianza con su Señor Yahvé.
Esa Antigua Alianza comprendía todos los escritos referentes asa férrea coalición que tiene Yahvé con el pueblo Judío.
En su mayor parte estos textos fueron escritos en hebreo, por qué en griego sólo aparecen en el libro de la sabiduría y en el libro II de Macabeo.
La Nueva Alianza está escrita en su totalidad en griego y es una colección de todos los escritos que sólo conciernen a la Alianza con el hijo de Yahvé, el que fue llamado Cristo.
La Biblia no es como el Corán, un solo libro, sino una colección de muchas obras escritas por autores distintos y en tiempos diferentes.
Los judíos enumeran 39 libros.
Los protestantes, reconocen también 39.
Los católicos, reconocen 45.
En total la Biblia se compone de 123 libros.
Los 27 libros de la Nueva Alianza son enumerados por todas las confesiones cristianas.
La Biblia nacida en el desierto con Moisés, pasó a Palestina en donde se desarrolló a ritmo del pueblo y cuya marcha histórica fue interpretada como una revelación que Yahvé nos relata minuciosamente a través de los antiguos profetas.
Hasta el reinado de David, todas las historias de la Biblia se relatan de forma y de manera oral, ya que los escritos históricos y proféticos que se relatan se crearon en el período de esta monarquía.
Durante el largo destierro Judío y en los inicios de la diáspora y el judaísmo, un libro que llamamos el Pentateuco, que fue iniciado en el período anterior, fue cuando adquirió su forma definitiva.
Pasado algún tiempo y después de que esos libros poéticos y sapienciales se seleccionaran oralmente, son los que determinaron la recapitulación del con-junto de libros de la Antigua Alianza.
En los comienzos de nuestra era, las dos primeras generaciones cristianas son las que dan testimonio de la obra de Jesús en los 27 libros que componen la Nueva Alianza.
En las dos firmes Alianzas que fueron establecidas entre los judíos y Yahvé Padre primero y después con el Hijo que fue enviado a la Tierra por Él para redimirnos del pecado, hay gran diferencia. Cristo se encarnó en la funda humana para demostrar que la perversión y maldad congénita del hombre, es lo que le impide el tener el sentido de la piedad y de la caridad, fuera de su entorno familiar y afectivo. Yahvé, se involucró con una rama de los hombres creados en el Paraíso por Él mismo, para servirse de los judíos con prepotencia y con largueza, ya que primero utilizó a los Profetas más significativos y más cercanos a su Divinidad inmortal, para sentar las bases de su perpetua veneración. Nadie en esos viejos tiempos, era más sabio, ni era más poderoso en el pequeño y frágil planeta Tierra que Él. Ningún ser humano osaba contradecir, en aquel tiempo ha su Divina voluntad, y si alguno lo hacía, este era castigado tan severamente, que pagaría su atrevimiento con la vida.
Cristo, al contrario que su Padre, se comportó con los judíos de una manera más humana y generosa. Jesús de Nazaret dedicó su corta vida de predica-cion y generosidad, de manera especial, a los seres que estaban necesitados de amor y cariño, y aún se ésta utilizando su ejemplo y su mensaje para llevar la esperanza a los pueblos oprimidos de la Tierra.
Por eso debemos de separar la paja del trigo en las religiones que han brotado como brotan los hongos después de su trágica muerte con el tormento de la Cruz.
Todas las sectas religiosas que se formaron a base de instrumentalizar su Cruz de tormento, dicen ser ahora fieles transmisores de su mensaje de amor y de su caridad. Pero ellos no lo consiguen porque la figura de un Cristo humano y generoso está más próxima y cercana ha los pobres de la Tierra que a la parafernalia de tan suntuosos ritos y ceremonias de las llamadas iglesias, que son nutridas a base de corruptelas, depravaciones y la ambición del oro y la plata. Las religiones que han surgido del Padre Creador y de su Hijo atormentado por los hombres son creencias falsas, porque estas descansan en los relatos creados para los intereses personales de los seres humanos que idearon la recopilación de los libros que hay en la Biblia.
Nada encaja entre los 123 libros que componen las miles de páginas que están escritas sin matiz ni son alguno. Y nada se encuentra equilibrado en cuando pasamos las hojas y caminamos hacía el siguiente texto de otro de los 123 libros recopilados. Épocas y tiempos pasados se mezclan sin ningún reparo ni tampoco la honestidad moral necesaria. El Creador erijo todo el Universo, la Tierra, los animales y el hombre, en seis días, y el séptimo día descansó por el desfallecimiento corporal de tanto atrevimiento.
Nada más y nada menos, que ser el más poderoso Dios que haya existido jamás en el Cosmos, y ver al Creador de todos los objetos que existen bajo las galaxias, estrellas y planetas, en las pulverulentas manos del errante pueblo hebreo.
Dios se enamoró de la Tierra y cuando se canso de ver la formidable maldad del hombre, que Él había creado, se marcho y le abandonó para siempre.
Lo dejo en la Tierra ha su suerte y acervo.
Cuando se alejó del hombre, su divinidad descansó de la inmensa fatiga que el hombre había causado dentro de un cuerpo, que era la mitad de Arcángel y la mitad de Querubín. Y aunque su tiempo fuese casi eterno para el hombre, todos los alimentos que Él necesitaba para vivir, estaban muy relacionados ha análogos componentes con los cuales se hallaba construido el hombre.
La energía que acumulaban los agujeros negros en el espacio, era su principal fuente de alimentación y la creación de nueva energía para hacer galaxias.
Autor
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
