Con razón los primitivos pobladores ya hablaban de obra de dioses. Se trata de un
puente natural excavado por el
río en el curso más alto del
Nela, muy cerca de su nacimiento, en Busnela, que busca alimento de otros arroyuelos para, inmediatamente, engordar al Ebro al que le espera un largo
camino hasta el Mediterráneo.
La enorme peña horadada por la fuerza de las
aguas es un prodigio de la
naturaleza. Y es que, alguna fuerza telúrica socavó en la
roca un paso natural por debajo del cual pasa con salero el Nela. Sobre el ‘puente de Dios’ vive el
pueblo. Sus
casas, alguna de ellas blasonadas, solariegas, con sus tradicionales
balcones corridos, nacen de la misma roca. El misterio quedó también impreso en la
portada de su
iglesia en la que un guerrero lucha contra algo parecido a una serpiente. Una alusión a la derrota del diablo.