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HORTIGUELA: LOS PECES Y EL CORMORÁN...

LOS PECES Y EL CORMORÁN
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Fábula
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No había un solo lago en cierta comarca que
no rindiera tributo a cierto cuervo marino.
Depósitos y viveros pagabánle pensión. Así
tenía siempre excelente cocina; pero cuando
los largos años helaron la sangre del pobre
animal, la misma cocina perdió su lujo de
antaño. Los cormoranes son propios proveedores;
pero nuestro corboran demasiado viejo para ver
hasta el fondo de las aguas, no disponiendo
tampoco de redes ni redecillas, sufría una escasez
extremada. ¿Qué hizo, pues?. La necesidad, maestra
en estratagemas, le enseñó la siguiente. Ala orilla
de una laguna, el cormorán vio un cangrejo.
-Amigo, -le dijo-, ¿Quieres llevar un aviso
importante a ese pueblo sumergido? Dile que
está resuelta su muerte. El dueño de estos
lugares vendrá a pescar dentro de ocho días.
Se fue el cangrejo a marchas forzadas para
comunicar la mala noticia. Prodúcese un gran
revuelo: todos corren, se reuúnen, nombran
una delegación para hablar al ave amiga.
- ¿De donde os viene, señor cormorán- le preguntaron-,
la noticia? ¿Estáis seguro? ¿Conocéis algún remedio?
¿Qué debemos hacer en este trance?
- ¡Cambiar de sitio! -responde.
-No os inquietéis por esto, yo os llevaré a todos,
uno por uno, a mi refugio. Sólo Dios y yo conocemos
los caminos; no hay en el mundo morada más secreta.
Un vivero que la Naturaleza abrió con sus propias
manos, desconocido de los hombres traicioneros,
salvará a vuestra república del exterminio.
Dieron crédito a sus palabras, y el pueblo
acuático fue trasladado pez, tras pez ala escarpada
roca desconocida. Y allí nuestro comorán, el buen
apóstol, luego de colocarlos en un lago transparente,
muy estrecho y poco hondo hondo, devorábalos sin esfuerzo,
un día uno; al día siguiente otro. Así les enseñó a su
costa que no hay que fiarse en quienes están acostumbrados
a engullirse a las gentes. Aunque no perdieron gran cosa,
porque al fin la humana ralea hubiera devorado una
buena parte de los peces.
¿Qué importa quién os devora: hombre o lobo?
Sea cual sea la panza a la que vais aparar, es una
y la misma. Día más o día menos, la diferencia no es
muy grande.

La Fontaine.
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