Esta, avisaría a su amado, el sarraceno, luego de haberse consumado el complot, arrojando una gran cantidad de paja al
río Duero,
señal que aprovecharían los sarracenos
para caer por sorpresa sobre los cristianos y apoderarse de la villa de
San Esteban y de los demás
castillos del Condado, con los cuales se alzaría la propia Condesa Doña Aba.