En el
claustro de la
catedral, en un espacio cuadrado de unos 13 m. 2 apropiados a una
esquina del
patio del claustro, se construye entre 1545 y 1550 esta
capilla renacentista.
A las órdenes de Juan de Vallejo, maestro de obras de la Catedral en ese momento y su estilo de suaves relieves rebajados y detalles fundados en la fantasía renacentista. Una pequeña
puerta entre el
altar y el muro del sepulcro da paso a una estrecha
escalera que llevaba al claustro bajo donde se ubicaba la sacristía.
Esta capilla fue su fundador y promotor Francisco de Mena, Arcediano y canónigo de la Catedral, para su capilla funeraria.