Al fondo de la nave del crucero se puede ver la singular
escalera dorada que pone en comunicación a la
catedral con la actual
calle de Fernán González a través de la
puerta de Coronería.
Al realizar la nueva catedral
gótica, que visitas, fue necesaria una gran explanación del terreno para ganar espacio, cortando la falda del
castillo donde se edifica la catedral, lo que produjo un desnivel de ocho metros que son salvados con una escalera. La anterior debía hallarse en mal estado, por lo que el Obispo D. Juan Rodríguez de Fonseca decide construir una nueva.
Encargó en 1519 la obra al genial arquitecto burgalés, recién venido de
Italia, Diego de Siloe, quien la terminó en 1523. Hizo la barandilla de hierro forjado el rejero francés Maestro Hilario. Está inspirada en modelos del renacimiento italiano de Bramante y de Miguel Angel, tanto en la
arquitectura, como en la decoración: grutescos, bichas, temas vegetales y zoomorfos. Sus diecinueve escalones comienzan con cuatro peldaños curvos que conducen a una pequeña meseta de la que arranca el primer tramo recto de escalera de otros nueve, cuyos pasamanos se adornan con grifos y jarrones. Tras un rellano, al que se abre un
arco central, se bifurca en dos brazos divergentes que llegan a sus respectivos rellanos, apoyado todo en dos
arcos bajos laterales. Desde aquí otros dos tramos ascienden para unirse en una plataforma común, frente a la puerta, que hoy se halla cerrada, y que se agranda con una ménsula volada con su antepecho adornado con los medallones de
San Pedro y San Pablo, simulando un grandioso
púlpito.
La barandilla se dorna en los tramos divergentes con fantásticas
flores, y cabezas de ángeles y por medio de bichas erguidas que sostienen medallones con cabezas humanas en los convergentes. En los antepechos de los rellanos se embellece con los
escudos del Cabildo a la izquierda y del Obispo Rodríguez de Fonseca a la derecha.