Estatua de la castañera, situada en el
Paseo del Espolón, junto al
Arco de
Santa María, es después de la del Cid, de las
estatuas más fotografiadas de la ciudad. Es de bronce y realizada en 2007 por el
escultor burgalés Bruno
Cuevas.
La imagen, destaca por su belleza y naturalidad, refleja una señora, ya mayor, en la
calle y bien abrigada, con el plato o
fuente con
castañas asándose sobre el fuego. A su lado, el saco con las castañas crudas. Es un bonito
homenaje a este oficio tan invernal y callejero
Durante el
otoño, los burgaleses tenemos la gran suerte de tener dos en el mismo lugar, junto a la citada estatua se encuentra la “otra castañera” en su caseta de madera vendiendo sus ricas castañas.
Es una
tradición difícil de determinar, desde el paleolítico, la
castaña y la bellota habían formado parte de nuestros hábitos alimenticios. Más tarde, con la expansión del cultivo de
castaños por los
romanos en la Península, su
fruto se convirtió en la base de nuestra alimentación, bien fuera como fruto seco, bien fuera seco o molido para hacer harina.
De aquella época datan los ritos paganos y las
fiestas que coincidían con la recogida del fruto y servían como agradecimiento a los dioses por la cosecha recibida.
Los orígenes más próximos de la tradición de la Castañada la vinculan a finales del siglo XVIII y derivan de los antiguos banquetes funerarios en los que no se servían otros alimentos que legumbres,
frutos secos y panecillo votivos que darían lugar a los panellets. El banquete tenía un sentido simbólico de
comunión con el alma de los difuntos: asando las castañas se rezaban las tres partes del rosario por los difuntos de la
familia.
Hay otra versión más práctica del inicio de la tradición relacionada con los campaneros. A finales del siglo XVIII, estos debían pasar la
noche de Todos los
Santos haciendo sonar las
campanas de todos los
campanarios de los
pueblos y villas. Como era una tarea dura y ardua, eran ayudados por
amigos y familiares. Y para aguantar toda la noche, debían alimentarse con una
comida energética: castañas, boniatos y panellets, regado con moscatel para soportar bien el frío de la noche.