Dice esa jota popular: “arrímate bailador arrímate que no pecas que el que baila y no se arrima es comer el pan a secas...”.
Esto lo entendía muy, pero que muy bien mi abuelo, y lo tenía como verdad.
Hoy era su cumpleaños, hubiera hecho 98 años, a él (en su memoria siempre presente), le quiero dedicar esta coplilla, a él que tanto le gustaba bailar, que se partía de risa cuando yo perdía el paso o le pisaba si bailaba con él y que me cogía siempre por la muñeca, la cual se perdía entre sus grandes manos.
Pensando en aquellos bailes de entonces, en aquellos mozos y las mañas y argucias que se gastaban en estos lances, y sobre todo pensando en aquellas mozas, y en lo bien que hubieran dado en el casting de esa película, por razones que entenderéis, he decidido titular esta coplilla.
BAILANDO CON LOBOS
En los tiempos de mi abuelo
con tanta necesidad,
agudizaban el ingenio
con las mozas al bailar.
Se ponían espejitos
en la punta los zapatos,
y al bailar arrimaditos
veían lo que había debajo.
Alguno se metía
una piña en la bragueta,
y ellas por esquivar
se arrimaban a la de verdad....
Todo eso me contaba
mi abuelo resalao,
de aquellos días sin tele ni internet,
donde el único recurso era:
¡la imaginación al poder!.
(En lo de los espejos, tened en cuenta, que antes las mujeres vestían con manteos y faldas y no llevaban ni tanga, con que... ¡peep-show by the face!, aunque es seguro que ellas se hacían un poco las tontas...)
Esto lo entendía muy, pero que muy bien mi abuelo, y lo tenía como verdad.
Hoy era su cumpleaños, hubiera hecho 98 años, a él (en su memoria siempre presente), le quiero dedicar esta coplilla, a él que tanto le gustaba bailar, que se partía de risa cuando yo perdía el paso o le pisaba si bailaba con él y que me cogía siempre por la muñeca, la cual se perdía entre sus grandes manos.
Pensando en aquellos bailes de entonces, en aquellos mozos y las mañas y argucias que se gastaban en estos lances, y sobre todo pensando en aquellas mozas, y en lo bien que hubieran dado en el casting de esa película, por razones que entenderéis, he decidido titular esta coplilla.
BAILANDO CON LOBOS
En los tiempos de mi abuelo
con tanta necesidad,
agudizaban el ingenio
con las mozas al bailar.
Se ponían espejitos
en la punta los zapatos,
y al bailar arrimaditos
veían lo que había debajo.
Alguno se metía
una piña en la bragueta,
y ellas por esquivar
se arrimaban a la de verdad....
Todo eso me contaba
mi abuelo resalao,
de aquellos días sin tele ni internet,
donde el único recurso era:
¡la imaginación al poder!.
(En lo de los espejos, tened en cuenta, que antes las mujeres vestían con manteos y faldas y no llevaban ni tanga, con que... ¡peep-show by the face!, aunque es seguro que ellas se hacían un poco las tontas...)
