Actualizar datos de RIELVES (Toledo)
Rellena los siguientes datos para actualizar la información de RIELVES:
Atención:
Pulsa aquí para identificarte como usuario
, o puedes continuar pero participarás de forma anónima
Tu email:
Tu clave:
(si no estás registrado pulsa
aquí
)
Recordarme en este equipo
Habitantes:
(no pongas ni puntos ni comas en el número)
Altitud:
(no pongas ni puntos ni comas en el número)
Gentilicio:
Situación:
Rielves, municipio y villa de la provincia de Toledo, se encuentra dentro del partido judicial y comarca funcional de Torrijos, a 20 km de la capital y 495 m de altitud. Con una superficie de 31,2 km2, se extiende por el margen derecho del río Guadarrama, cerca de su desembocadura en el Tajo, sobre materiales de aluvión cuaternarios en las terrazas del río y depósitos miocenos del fondo de la cuenca sedimentaria del Tajo en el resto del término, sin más accidente de relieve que lugares de elevación de carácter residual, como el cerro de Rehoyo (566 m) y el cerro de la Mesa (568 m). Casi toda la superficie se labra. El 97% se dedica a cereales (trigo, cebada, centeno y avena) y el resto a olivar y otros cultivos. Dominan las explotaciones de tipo medio, de 10 a 99 ha, y cerca de la mitad de las tierras se hayan arrendadas.
Ayuntamiento:
Alcalde actual: Luis Vicente Arellano García Arcicóllar Plaza de España, nº 1 45524 Rielves (Toledo) Telf.: 925 74 34 71 Fax: 925 74 34 85
Monumentos:
Iglesia parroquial dedicada a Santiago Apóstol, de estilo renacentista. "Fuente-monumento" de la plaza del Padre José; se trata de una fuente con forma de iglesia en memoria del padre José.
Fiestas:
Pese a que las fiestas que se celebraban eran múltiples (San Sebastián, La Calendaria, San Isidro, San Luis Gonzaga, Santa Rita, el Cristo de los Remedios…), actualmente, sólo se festeja en Rielves la festividad, en grado de solemnidad, de San Luís Gonzaga (21 de junio), durante el fin de semana más próximo al día 21. Festividad de San Luis Gonzaga La tercera semana de junio es la celebración de San Luis de Gonzaga. Esta festividad en honor a los jóvenes, comienza con una misa en honor al santo junto con una procesión. Se realizan otros actos no religiosos, como verbenas, concursos, etc. Festividad del Cristo de los Remedios Al igual que sucede con la festividad de San Luis Gonzaga, el Santísimo Cristo de los Remedios (14 de septiembre) también se celebra el fin de semana más próximo a ese día. Esta festividad comienza con una misa en honor al Cristo de los Remedios, seguido de una procesión. Después de los actos religiosos se realizan otro tipo de actos. Durante la semana anterior a las fiestas del Cristo tiene lugar la semana cultural, con verbenas, actos culturales, teatros, musicales, verbenas…
Costumbres:
Historia:
RIELVES. Provincia Tarraconensis. Conventus Carthaginiensis. Se encontraron cimientos de termas romanas, posiblemente del siglo III después de Jesucristo. De la época visigoda apareció una moneda de Wamba y una inscripción referida a San Vicente Mártir. También hay testimonio de poblamiento en el siglo XII, pues en esta villa tenían posesiones, entre 1175 y 1207, el monasterio de religiosas bernardas de San Clemente, de Toledo. La población hispano-romana continúa viviendo en el territorio a lo largo de la dominación musulmana. En 1752 villa del señorío de don Juan Francisco Melgarejo, marqués de Quiroba. En 1787 pertenecía a don Francisco Fernández de Madrid, canónigo de la catedral de Toledo. Historia de Rielves (de la pagina http://rielves. localtic. net/index. php) El origen de Rielves es incierto. Se tienen noticias de poblamientos en el término del pueblo de la época romana. También es cierto que el origen del núcleo urbano, articulado en torno a un eje y marcado por el camino real que unía la ciudad de Toledo con la de Valladolid, es de época musulmana. El origen etimológico del nombre, Rielves podría significar “río albo” (río blanco). Se podría acotar la fundación de Rielves, primeramente como una alquería (formada por 3 o 4 familias agrupadas por su oficio en la agricultura y la ganadería) entre el año 713 (en el que los árabes tomaron estos terrenos en su expansión por Hispania, iniciada en 711) y el año 1.085 (en que fueron de nuevo reconquistados por los ejércitos cristianos de Alfonso VI). Mucho antes de hablar del rumbo de la historia del pueblo, a partir de su hipotética fundación en la época musulmana, ha de mencionarse una construcción romana del siglo III hallada en el término del pueblo, de la cual hoy, por desgracia, ya no se conservan ni los cimientos. La finca en la que se produjo el hallazgo está a 3 km del Rielves, en el término de Banegue, en el camino que conduce a la Barca de Portusa. En el año 1.780 era arrendador de la finca D. Felipe Rodríguez Palacios, quién habiendo mandado a unos mozos a cavar, encontraron restos de cimiento y de un suelo de mosaico. Avisaron a su amo, quién dio cuenta al cura párroco, como administrador de la finca. Éste a su vez al Excmo. Sr. Don Francisco Lorenzana, cardenal-arzobispo de Toledo, y éste al Conde de Floridablanca, a la sazón secretario de Carlos III, quien juzgando que era una cosa digna de su protección determinó se prosiguiesen las excavaciones. Nombró para dirigirlas a D. Pedro Arnal, arquitecto de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Al poco tiempo se descubrieron los restos de un suntuoso monumento romano. Lo más admirable de todo eran los dieciséis magníficos pavimentos de mosaico que aparecieron perfectamente conservados. Presentaban temas variadísimos de policroma decoración geométrica, excepto uno –el de mayores dimensiones-, que llevaba en su parte central airosas figuras de guerreros armados. Apareciendo también frogones de la mampostería de sus muros, que permitían delinear la planta del monumento. Unos 50 años después, D. Céan Bermudez supuso que fueron unas termas (dedicadas a las ninfas Varcilensis, como lo estuvieron otras de la comarca) y así se calificaron, aunque en parte, la definición no se adecua para definir el edificio hallado en Rielves. El edificio se distribuye en torno a un patio de aproximadamente de 21 metros de largo, que se cierra en un amplio hemiciclo. Dos habitaciones marcadamente destacadas en amplitud se dispusieron en el eje transversal del patio. Una de ellas, de proporciones rectangulares, tuvo en el lado meridional otra sala equidistante perfectamente circular, que parece coronar las secciones curvadas de la pared frontal de la galería. Los umbrales de ambas estancias y el acceso al patio se suceden en una línea axial que secciona la edificación en dos mitades bilaterales con cuatro habitaciones más o menos cuadradas. En el área oriental se suceden tres habitaciones de cabecera rectangular. Por último, completan la construcción conocida: una sala angular colateral al grupo de habitaciones simétricas del noroeste y un pasillo y espacio circular en el lado noreste. El aparejo fue de mampostería muy sólida y a él se aplicó ladrillo en las antas de las puertas. El edificio se aprovisionaba del agua que manaba de un manantial, a unos 745 metros al este de la excavación, del cual partían cuatro canalizaciones en direcciones contrarias. Tendría constancia la asignación de las tres salas que de norte a sur se suceden en el ala occidental y a las que se accede desde la galería septentrional y meridional, con el caldarium (sala caliente), tepidarium (sala templada) y figidarium (sala fría) de unas termas privadas. Poseía un sistema de “concameratione” que atravesaba las paredes y servía de transmisores del aire caliente al interior. Se hace referencia a gran cantidad de objetos encontrados: cerámica sigillata, vidrio con estaño, unas medallas de Alejandro Severo Augusto, monedas del Bajo Imperio y de Wamba, una tijera, anillos… El edificio fue destruido por un incendio. Cabe destacar la hipótesis de que la destrucción tuvo lugar en los días de la invasión musulmana, puesto que el hallazgo de la lápida (s. III-IV) y la moneda de Wamba (672-683) testifican que el edificio aun subsistía en el período visigodo. La vivienda disfrutó de un momento de esplendor durante el cuarto y quinto decenio del siglo IV d. C. Después de haber sido descubiertos los fabulosos mosaicos, con el paso de la guerra de la Independencia, los nefastos reinados de Carlos IV a Isabel II, las guerras carlistas…. las ruinas quedaron abandonadas. El paso inexorable del arado, año tras año, hizo añicos los fabulosos pavimentos, puesto que los cubría una somera capa de tierra. La última la excavación tuvo lugar entre el 24 de octubre y el 11 de noviembre de 1.968. Hay testimonio de población en el s. XII, atestiguado por múltiples diplomas mozárabes de ventas, arriendos que en su día pertenecieron al convento de religiosas bernardas de San Clemente de Toledo, que poseía grandísimas extensiones de terreno en Rielves desde el año 1.175. En 1.176 se habla en otro documento del camino que iba de Rielves a la alquería de Argance por el Berrocal de Rielves, situado entre el monte Lebrero y la Peña del Lobo. En 1.198, se vende una yugada de tierra mala en el pueblo y en 1.209 se habla, en otro documento, de unos palomares que hay en esta tierra de Rielves y sus cercanías. En el siglo XIII se vende en Valdehuecas una viña, de ahí que se conserve el topónimo de Valdehuecas. Durante el reinado de D. Fernando IV (1.295-1.312) también se menciona la alquería de Rielves. En otra carta de venta de 1.340, D. Juan Díaz y Dª. Marina, hijos de D. Domingo Díaz, carnicero de Rielves, y D. Juan García, hijo de la anterior venden a Dª. Urraca Díaz, abadesa del convento de San Clemente de Toledo y a dicho convento unas casas, eras y tierras por cien maravedíes de la moneda blanca de diez dineros el maravedí. Debido a la epidemia que sufrieron las poblaciones de la zona, en 1.480, el vecindario se redujo a 4 familias. Y como voto a San Sebastián por la terminación de la epidemia, se ha celebrado la festividad de este santo hasta épocas recientes. En el año 1.519, por una carta de arriendo, aparece como el convento de San Clemente de Toledo arrienda a D. Juan Santo Tomé, vecino de Fuensalida, una serie de terrenos en el termino de Rielves por espacio de 4 años y por valor de cien fanegas de pan por mitad trigo y cebada y cuatro ares de gallinas todos los años. A partir de esta fecha, ya son más abundantes los documentos referentes a Rielves. De él se sabe que, en el año 1.576, es propiedad del Rey y de la jurisdicción de Toledo, en el Reino de Toledo. Se informa que las 150 casas que posee el pueblo están habitadas por 165 vecinos, de los cuales todos son labradores y ganaderos salvo tres hijosdalgos, los cuales están exentos de los servicios reales, concejales y huéspedes. De todos los vecinos, solo 12 son ricos, los demás de vida pobre. En el 1.572 tiene 114 vecinos y en el 1.581 bajan a 100. En Rielves no había justicia eclesiástica, sólo seglar. El 15 de mayo de 1.630 se concedió Real Cédula a D. Bartolomé de Espínola, Conde de Peçuela de las Torres, del Consejo de Hacienda de S. M. y factor general, para la venta de 12.000 vasallos de cualquier villa de realengo de los reinos de S. M. para la satisfacción de cierta provisión que se le encargó de hacer en los estados españoles de Flandes y Alemania. En 1.637, falleció D. Pedro Romo, dejando por heredero a su hermano D. Juan Romo. El 18 de abril de 1.641 falleció D. Juan Romo, dejando por heredero a su sobrino D. Luis Martín Romo. Durante dos siglos, el pueblo gozó del mayor apogeo de su historia. En este período se construyeron: la casa palaciega, propiedad y residencia de los señores del pueblo y de los marqueses de Quiroga y Bondad Real (derruida durante la guerra de la Independencia, concretamente en 1810); la ermita de Nuestra Señora de las Angustias, situada donde hoy se levanta la Casa Consistorial (destruida durante la tercera guerra carlista); y el hospital, situado en la calle del Señor. El único edificio de importancia que aún subsiste es la Iglesia parroquial dedicada al apóstol Santiago. La fecha de la construcción del edificio podría ser la segunda mitad del siglo XV. El edificio gozó durante los siglos XVII, XVIII y XIX de su mayor época de apogeo, debido a las inmensas donaciones testamentarias de fundaciones, tanto memorias, como capellanías, obras pías y cofradías, que se ocuparon de la construcción de capillas laterales, donaciones de ornamentos, construcciones de retablos, tallas de imágenes y demás. Debido a la incultura y a la sinrazón, todas las grandezas atesoradas fueron saqueadas y destruidas a mediados del mes de agosto de 1.936. El templo se compone de tres naves, la principal con tres tramos más otro ocupado por el coro, elevado en el trasero, y un arco triunfal separado de dicha nave del crucero. Las laterales, a las que se accede desde la central mediante dos arcos de medio punto ligeramente rebajados a cada lado de dovelas radiales con moldura sencilla a modo de baquetón, se apoyan sobre columnas toscazas en las que se apoyan los arcos fajones de las laterales. En la nave lateral izquierda se abre una capilla mediante arco de medio punto y rejería de forja antigua y que se cubre con cielo raso. En la capilla se conserva el único retablo que subsistió a la destrucción llevada a cabo por las hordas del pueblo del año 1.936. Es la capilla en la que hoy se guarda el Santo Sepulcro y que en su día estuvo bajo la advocación de San Juan Bautista. Fue mandada edificar por disposición testamentaria de Juan Romo de la Iglesia, fallecido en 1.603. Esta capilla poseía una sacristía adosada, la cual, a mediados del siglo XIX, se declaró en estado de ruina total. En la pilastra, al lado del baptisterio, se encuentra la pila de agua bendita, de mármol negro, que según la inscripción de sillar en el que se asienta data de 1.699. El ábside de tres lados es la única parte del templo a la cual se eliminó el yeso y la cal con que llevaba cubierto desde el siglo XVII, con el fin de evitar la propagación de epidemias. En la torre se encuentran tres campanas de bronce de voz dulce. Las tres fueron fundidas en 1.679. Por los datos en ellas grabadas sabemos que están dedicadas a algún santo: la más pequeña a la Sagrada Familia, la mediana a Santiago Apóstol y la más grande a los santos de nombres Jesús, María y Santiago Apóstol. En esta útlima aparecen, además, el nombre del párroco (Francisco Peña), el del mayordomo de fábrica de la iglesia (señor López) y el del señor del pueblo (Luis Martín Romo). Es un edificio simple, en el que se aprecian múltiples reformas, tanto interiores como exteriores y casi todas poco acertadas. Las subastas de las tierras de Rielves se llevaron a cabo en las décadas de los 50 y 60 del siglo XIX. Todas las tierras sacadas a subasta fueron compradas entre D. Demetrio Esteban (vecino de Rielves) y la familia Gallarza y asociados (vecinos de Torrijos). Durante esta época y los años siguientes, al igual que en el resto de España, Rielves sufrió de lleno las tres guerras carlistas (la lucha de Carlos Mª Isidro por el trono de su sobrina Isabel II), y con ellas, como ya se ha explicado antes, la destrucción de edificios emblemáticos y la decadencia del pueblo. No mejores fueron los años de la primera mitad del siglo XX, marcados por la agonía del reinado de Alfonso XIII, los directorios militar y civil de Miguel Primo de Rivera, la guerra Civil y la posguerra. Una época agitada a la vez que calamitosa. En contraposición del ascenso de la población durante las décadas de los 20 y principios de los 30 (556 habitantes en 1.921; 733 en el año 1.924, debido a la llegada de familias enteras de Chozas y Calera para trabajar en la cementera; 713 en 1.929 y 812 en 1.931), la población también respondió a esta mala época con una reducción notable y progresiva hasta la década de los años 80, siendo a partir de finales de losa años 90 y principios del siglo XXI cuando la población esta experimentando un auge, debido a las nuevas normativas de construcción masiva. Sin embargo, aún quedan lejos los 812 habitantes que tuvo Rielves en el año 1.931.
Turismo:
Por aquí pasa el camino de Santiago de levante procedente de Alicante, Cartagena, Murcia, Valencia, Albacete y Toledo. Rielves, junto con Huecas y Barcience, forma el camino turístico de "La ruta de las tres villas", frecuentada por centenares de senderistas al año. Rielves está en el territorio lindante a los montes de Toledo, en los entornos del ZEPA de Área Esteparia al margen derecho del Guadarrama, esto hace que mantenga una extensa fauna aviar, siendo destino de aficionados al avistamiento de aves comunes como la Ganga ibética, el estornino negro o el buitrón.