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OCAÑA: Santa Martina, virgen y mártir, 30-1-2013...

Santa Martina, virgen y mártir, 30-1-2013
Martina, en el año 228 era una diaconisa, hija de un noble romano de tradición cristiana que repartió sus bienes entre los más necesitados. Debido a su abierta profesión de fe, la arrestaron y la llevaron al tribunal del emperador Alejandro Severo, que gobernó desde el año 222 al 235.
El autor de la biografía de Martina nos cuenta la lista de las atroces torturas con que este príncipe semioriental martirizó a la santa. Cuenta que cuando Martina fue llevada ante la estatua de Apolo, se negó a hacerle ofrendas y convirtió la escultura en pedazos, ocasionando un terremoto que destruyó el templo y mató a los sacerdotes del dios. El prodigio se repitió con la estatua y el templo de Artemisa. Todo esto hubiera debido hacer pensar a sus perseguidores; pero no, se obstinaron más y sometieron a la jovencita a crueles tormentos, de los que salió siempre ilesa.
Primero se la echó a un foso con leones los cuales no... la atacaron. Después fue brutalmente torturada siendo atada a una columna desnuda y desgarrada su piel con garfios al rojo vivo y flagelada. Finalmente resolvieron cortarle la cabeza con una espada, y su sangre corrió a fertilizar el terreno de la Iglesia romana.
La primera noticia de la santa nos llega hacia el año 625, cuando el Papa Honorio I le dedicó una iglesia en el Foro Romano. Posteriormente, entre el fervor medieval y la contrarreforma barroca, perdemos el rastro de sus reliquias. Cuando 1400 años después de su martirio, es decir, en 1634, el activísimo Urbano VIII, empeñado en lo espiritual en la contrarreforma católica, y en lo material en la restauración de famosas iglesias romanas, descubrió tres tumbas en las ruinas de la iglesia del Foro, una de ellas con las reliquias de la mártir, les propuso a los romanos la devoción a Santa Martina y fijó la celebración para el 30 de enero. Él mismo compuso el elogio con el himno: “Martinae celebri plaudite nomini, Cives Romulei, plandite gloriae”, que era una invitación a honrar a la santa en la vida inmaculada, en la caridad ejemplar y en el valiente testimonio que demostró a Cristo con su martirio. Aunque su fiesta se venía celebrando desde el siglo VIII, fue desde entonces cuando se convirtió en una de las patronas de la ciudad de Roma