! Hola Mariano! Por circunstancias, ajenas a mi voluntad, no he acudido, como era mi intención.
Paso hoy por aquí, porque tengo en mente una historia que la hilvanaré, pensando en que un día, en una montaña, en un determinado lugar, recordé, en plena noche, solo, muy solo, como yo, y otros hombres jóvenes, que dormían, velaba, participando, en esa gran locura que lleva la humanidad a cuestas. Pensaba en esas madres, que en un pueblo o ciudad cualquiera, no verían jamas a sus hijos. Mis padres, no sabían de que y estaba allí Voy con la historia.
SOLILOQUIO DE UN SOLDADO.
<<<Recuerdo de aquel muchacho, ser soñador de posibles e imposibles: digamos que tenía alma aventurera. Ya hacía años que había aparcado sus albarcas, y un buen día, se viera cruzando el mar y en una noche, oscura, fuera de aquella zanja que le unía a través de una cuerda, con el compañero: con el mundo; ese mundo que cantaría, reiría, sin saber que en algún lugar, otros recordaban, cuanto les brillaba en la lejanía. Pensaba aquel muchacho, escribía para su memoria.
Pensaba, que a el hombre, le arrastra el destino. Pensaba en el desatino de los hombres: pensaba´.
"Cuando a aquel hombre joven, sereno y alegre, le arrancaron la tierra de sus manos.
Le robaron sus verdes trigos y le lloró la reja de el arado... y se alimentó muchos días de estrellas apagadas.
Y un día se marcharía: se lo levaron de sus campos, a otros agonizantes; maltratados. En los suyos aún volaban las palomas, le crecían las semillas
Y cantaban los pájaros en le campiña, cada amanecer... Y rayos de sol en la aurora alumbraba las espigas.
Y la niebla, avanzaba entre los matorrales, y ruidos entre la niebla... y escribía en su mente, lamentos cercanos y lejanos de hombres, que tambíen se los llevaron... y caminó con ellos. Y se vería con ellos. en andenes, entrenes lentos y sucios, en un barco que nunca llegaba, Y a veces los compañeros de viaje callaban mucho tiempo.
Y un día, ya abuelo, lleno de canas "se viera" en un lugar cualquiera, hablando consigo mismo... recordando aquel frío día, tiritando. "Retrocedía" a aquella trinchera, mojada, con sus botas chapoteándo en el barro. Arrastrasdo sus pies heridos, frios y mojados.
Y viera que en aquellos campos, todas las palomas se habían marchado.
Y la habían enseñado, a abrir trincheras,, a lanzar granadas, a sortear minas, a colocar alambradas, y a caminar... caminando. con sus rezos tempranos.
No le habían dicho que muchas calles de el mundo estaban cubiertas de basura, que salpicaba a los humanos, No le habían explicado, como enfrentarse, a los árboles, caidos, a los campos destrozado, a el compañero herido, a el herido agonizando... a su ultimo grito:! Madre!...
Y mientras le cerraba los ojos, pensaba, en ríos sus aguan machadas... que le contaron en su niñez.
Y entre la niebla, en medio de la noche, en una montaña, bajo aquel ciolo africano, aquella noche sin estrellas, palparía el crucifijo que colgaba de su cuello, y pensaría que dios, estaba lejos, muy lejos, de los campos destrozados.
Y callaba: callaba el cielo, escondido, tal vez asustado, por la ausencia de palomas.
Y un día regresaría (otros se quedaron) para maldecir, a quienes le llevaron.
Y quiso llorar, y no le quedaban lágrimas.
Y quiso odiar a los que le llevaron.
Y caminó, por las horas, los días y los años: recordando
Y pensara, en la moza aquella, en la noche de niebla, y en días primaverales que le robaron
LIBERTAD.
Paso hoy por aquí, porque tengo en mente una historia que la hilvanaré, pensando en que un día, en una montaña, en un determinado lugar, recordé, en plena noche, solo, muy solo, como yo, y otros hombres jóvenes, que dormían, velaba, participando, en esa gran locura que lleva la humanidad a cuestas. Pensaba en esas madres, que en un pueblo o ciudad cualquiera, no verían jamas a sus hijos. Mis padres, no sabían de que y estaba allí Voy con la historia.
SOLILOQUIO DE UN SOLDADO.
<<<Recuerdo de aquel muchacho, ser soñador de posibles e imposibles: digamos que tenía alma aventurera. Ya hacía años que había aparcado sus albarcas, y un buen día, se viera cruzando el mar y en una noche, oscura, fuera de aquella zanja que le unía a través de una cuerda, con el compañero: con el mundo; ese mundo que cantaría, reiría, sin saber que en algún lugar, otros recordaban, cuanto les brillaba en la lejanía. Pensaba aquel muchacho, escribía para su memoria.
Pensaba, que a el hombre, le arrastra el destino. Pensaba en el desatino de los hombres: pensaba´.
"Cuando a aquel hombre joven, sereno y alegre, le arrancaron la tierra de sus manos.
Le robaron sus verdes trigos y le lloró la reja de el arado... y se alimentó muchos días de estrellas apagadas.
Y un día se marcharía: se lo levaron de sus campos, a otros agonizantes; maltratados. En los suyos aún volaban las palomas, le crecían las semillas
Y cantaban los pájaros en le campiña, cada amanecer... Y rayos de sol en la aurora alumbraba las espigas.
Y la niebla, avanzaba entre los matorrales, y ruidos entre la niebla... y escribía en su mente, lamentos cercanos y lejanos de hombres, que tambíen se los llevaron... y caminó con ellos. Y se vería con ellos. en andenes, entrenes lentos y sucios, en un barco que nunca llegaba, Y a veces los compañeros de viaje callaban mucho tiempo.
Y un día, ya abuelo, lleno de canas "se viera" en un lugar cualquiera, hablando consigo mismo... recordando aquel frío día, tiritando. "Retrocedía" a aquella trinchera, mojada, con sus botas chapoteándo en el barro. Arrastrasdo sus pies heridos, frios y mojados.
Y viera que en aquellos campos, todas las palomas se habían marchado.
Y la habían enseñado, a abrir trincheras,, a lanzar granadas, a sortear minas, a colocar alambradas, y a caminar... caminando. con sus rezos tempranos.
No le habían dicho que muchas calles de el mundo estaban cubiertas de basura, que salpicaba a los humanos, No le habían explicado, como enfrentarse, a los árboles, caidos, a los campos destrozado, a el compañero herido, a el herido agonizando... a su ultimo grito:! Madre!...
Y mientras le cerraba los ojos, pensaba, en ríos sus aguan machadas... que le contaron en su niñez.
Y entre la niebla, en medio de la noche, en una montaña, bajo aquel ciolo africano, aquella noche sin estrellas, palparía el crucifijo que colgaba de su cuello, y pensaría que dios, estaba lejos, muy lejos, de los campos destrozados.
Y callaba: callaba el cielo, escondido, tal vez asustado, por la ausencia de palomas.
Y un día regresaría (otros se quedaron) para maldecir, a quienes le llevaron.
Y quiso llorar, y no le quedaban lágrimas.
Y quiso odiar a los que le llevaron.
Y caminó, por las horas, los días y los años: recordando
Y pensara, en la moza aquella, en la noche de niebla, y en días primaverales que le robaron
LIBERTAD.
Estremecedor relato amigo, cuantas cosas pasan por la cabeza de un soldado en un momento, y en cuantas cosas se ve involucrado; tengo amigos militares, alguno ha ido en misiones a Afganistan, a la isla perejil, a irak, a la antartida, en fin cada uno en distintas misiones, y han pasado mucho tiempo fuera de sus hogares, donde les ha dado mucho tiempo a pensar, uno de ellos concretamente esta escribiendo un libro sobre todas sus misiones y que sentia en cada momento, distancia de la familia, soledad, miedo, incertidumbre.... dura vida la del militar ¿no?
Un abrazo
Un abrazo
