BUCIEGAS: Siempre cuando el otoño ultima y viene el invierno,...

Siempre cuando el otoño ultima y viene el invierno, hay una nostalgia especial que no tradicional hacia las gachas. Se unían en esa sartén rito y comida. Todos, sobre todo en las gachas de la matanza vivíamos en ese momento circular, de baile mágico, experiencias rituales. Un momento de avance y retirada, un terreno que sin límites se privatizaba sin saber por qué (yo sí lo sabía). Unas sonrisas y miradas de complicidad. Una bota de vino de turno que corría y corría y nunca se paraba salvando si era necesario alguna cabeza de algún pequeñuelo no preparado para el báquico líquido. Unos colores en las mejillas de mozas y mujeres hechas y derechas que relacionadas con las ascuas parecían salir del mismísimo cielo. Con sus mandiles semi-arremangados daban sensación de trabajo echo a gusto y reposado. Todos/as poco a poco iban excavando en su rodal con conversaciones mascullasdas (quizá por algún chicharrón) sin saber en muchos momentos lo que se decía máxime si el líquido superaba el límite del comensal......"venga muchachos, que vaya bien hecha la palería"....."pues ésto no se queda aquí... que to es alimento". Así, poco a poco se iban saboreando las gachas hasta que se iban tirando las cucharas debajo de la sartén... indicando finalización del rito y la comida. Las chicharretas servían de complemento junto con alguna rosa olorosa asada (dícese... ajo que llamaban los hebreos en Egipto) inundaba de olor aquellos calidos y familiares espacios. Luego, para que todo bajase por buen camino, se tomaba el orujo alcarreño del alambique del abuelo y por qué no para los más débiles una copichuela de aloque y después... a la faena que tuviese cada cuál.... en este tiempo era la recogida de las olivas. Tiempos duros pero de gratísima familiaridad. Un fuerte abrazo para aquella buena gente de mi pueblo donde el otoño "cálido y filtrado", llegó hace bastantes años.