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BELMONTE: Historieta: II...

Historieta: II

Aquella mañana se levanto Avelino como todos los días y después de coger un mendrugo de pan de la alacena para comérselo se dispuso a salir de su casa pero se encontró con lo que no había contando, y es que había caído una gran nevaba por la noche y seguía nevando todavía a las siete de la mañana.

Pero él era poco perezoso y su gran ilusión le hacia olvidarse de los obstáculos, pues tenia una gran pasión por las cosas de la Iglesia, y vestirse de monaguillo le privaba, pues eso de ponerse la sotana y luego el roquete le atraía.

Pues no en vano iba creciendo de día en día la vocación en él, pensaba que algún día podría irse al seminario.

Esto le llevaba a ser muy perseverante en ir a la Iglesia todos los días, y muchas veces se resguarda del frio en los pliegues del pórtico de la Iglesia, pues llegaba antes de que el sacristán abriese sus puertas.

Y muchas días se encontraba con el cura sólo, esto a el le parecía ganar punto y se enorgullecía el saber de que los otros monaguillos tal vez por pereza no iban los malos días. Pues el día de la nevada había sido un día de estos.

Pues fue de los primeros de la escuela que aprendió el modo de ayudar a misa, y supo enseñar a otros niños, era tanto su celo que le gustaba ponerse donde más actividad había durante la misa por aquello de tocar la campanilla y ayudar al cura acercándole las vinajeras y luego en el lavatorio llevar el agua en la garrilla con el recipiente donde se recogía el agua del lavatorio.

Todo esto le creaba en su interior una satisfacción enorme y cada vez sentía más ilusión por ayudar en todos los menesteres que era requerido en diferentes cultos, como era asistir a los entierros, acompañar al cura cuando este llevar el Santo Viático a la casa de los moribundos, con aquel gran cartapacio donde iba un altarcillo para poner la forma sagrada.

Y un buen día el cura párroco del pueblo fue a la escuela y eligió a varios chicos para ensayar la misa del resucitado, porque hay que decir que hace más de cincuenta años que el Señor Jesús no resucitaba como ahora en la vigilia del Sábado Santo por la noche, sino que lo hacia el domingo por la mañana.

Pues estuvieron ensayando la misa de pontificado durante algún tiempo antes de la Semana Santa, y el cura párroco que era muy apercibido eligió un número holgado de monagos con él fin de que sé alguno se ponía malo poderlos sustituir,

Pero cuando termino el ensayo del último día el Párroco confirmo a los elegidos para la celebración de la vigilia del Sábado Santo, y se dio las circunstancia que fue eligiendo al que le parecía bien según su criterio,

Y Avelino quedo un poco decepcionado al pasar eligiendo por su lado y haberlo blincando a el para elegir al siguiente, entonces el niño se dio cuenta

Esto suele pasar muchas veces, que las personas nos entregamos con cuerpo y alma a una labor altruistamente, y no lo reflexionamos hasta que nos dan un palo como al niño Avelino, que era voluntarioso y aparte era de muchas cosas y se le pusieron los ojos aguanosos, y dentro de su conciencia una voz le decía ¿Acaso no vienes tu todos los días, llueva o nieve, mientras estos vienen cuando quieren? Los curas son seres humanos y tiene también sus preferencias a la hora de ELEGIR al que quieren y según su criterio.
llevado por una ilusión desmesurada.

Esto tiene una lección, y es bueno que estas cosas nos pasen de niños y las reflexionemos en nuestro interior, para no préstanos a engaño, que una cosa es Dios, y otras muy diferente es la jerarquía eclesiástica.

Fortalece tu voluntad
Aprendiendo dominio,
Te libraras de la vanidad
Y no te cogerá el demonio.

Todos somos necesarios
Nadie es imprescindible
Y los gusto son varios
Esto sigue siendo creíble.


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