Reflexión
“Ves la gloria del mundo, es gloria vana, nada tiene de estable, todo se pasa; Dios no se muda” Teresa de Ahumada.
Los hombres son capaces de morir, si con ello alcanza la gloría, pues aquí nace el héroe a los ojos de los hombres y de los pueblos, pero todo esto es efímero se queda en la tierra y no se eleva al cielo. El hombre que busca su gloria puede caer en la vanidad y en el egocentrismos, pagándose de si mismo creyendo que todo los mortales buscan su ruina.
Estos hombres suelen estar en paroxismo de su locura y van tropezando con todo aquel que encuentra a su paso, y no piensa como el, arrastran a muchos que a la vez lo ensalzan, lo vitorean aplauden dándose golpes en el pecho, y ven en el al hombre que puede cambiar el destino del conjunto de un pueblo y una sociedad, a la que humillan y lo vacían de sus creencias, patrimonio cultural y de sus tradiciones históricas.
Estos hombres normalmente son ateos y cuando son jóvenes se endiosan ellos así mismo y necesitan un cortejo de incondicionales a su alrededor que lo envalentonen y lo aplaude incluso le hacen la reverencia como si fuera un dios de la mitología, cuando en un ídolo con los pies de barro y cualquier revés histórico puede acabar con el y romperse como una figurilla de cristal.
Dice el libro del Eclesiastés que vanidad de vanidad es vanidad, y en este mundo los hombres pasan, pero los pueblos permanecen y la historia escribe en sus paginas el relato de aquel que en vida no reparo en calumniar a sus adversarios que le servían de contrapeso para que reflexionara y tomase el camino del sentido común y buscara el bienestar de su pueblo al que dicen que aman.
30-04-24
“Ves la gloria del mundo, es gloria vana, nada tiene de estable, todo se pasa; Dios no se muda” Teresa de Ahumada.
Los hombres son capaces de morir, si con ello alcanza la gloría, pues aquí nace el héroe a los ojos de los hombres y de los pueblos, pero todo esto es efímero se queda en la tierra y no se eleva al cielo. El hombre que busca su gloria puede caer en la vanidad y en el egocentrismos, pagándose de si mismo creyendo que todo los mortales buscan su ruina.
Estos hombres suelen estar en paroxismo de su locura y van tropezando con todo aquel que encuentra a su paso, y no piensa como el, arrastran a muchos que a la vez lo ensalzan, lo vitorean aplauden dándose golpes en el pecho, y ven en el al hombre que puede cambiar el destino del conjunto de un pueblo y una sociedad, a la que humillan y lo vacían de sus creencias, patrimonio cultural y de sus tradiciones históricas.
Estos hombres normalmente son ateos y cuando son jóvenes se endiosan ellos así mismo y necesitan un cortejo de incondicionales a su alrededor que lo envalentonen y lo aplaude incluso le hacen la reverencia como si fuera un dios de la mitología, cuando en un ídolo con los pies de barro y cualquier revés histórico puede acabar con el y romperse como una figurilla de cristal.
Dice el libro del Eclesiastés que vanidad de vanidad es vanidad, y en este mundo los hombres pasan, pero los pueblos permanecen y la historia escribe en sus paginas el relato de aquel que en vida no reparo en calumniar a sus adversarios que le servían de contrapeso para que reflexionara y tomase el camino del sentido común y buscara el bienestar de su pueblo al que dicen que aman.
30-04-24
