BELMONTE: A LA ESPERA DE UN HOMBRE...

A LA ESPERA DE UN HOMBRE

Quiero traer un pedazo de historia que sirva de base a este mi escrito y al mismo tiempo nos encienda en “ Amor “ en ese amor que da la buena amistad cuando bajo diferentes criterios se reúne para buscar caminos de verdad compartiendo ilusiones, deseos y preocupaciones mediante el diálogo constructivo.


Tenia Aurelio Agustín, diecinueve años y había caído en sus manos un libro Titulado el Hortensio de un tal Marco Tulio Cicerón escritor latino de prestigio el cual hacia un panegírico a la sabiduría, y que este muchacho leyó con mucha avidez porque era un enamorado de todo lo bueno y lo bello, titulo de su primer libro dedicado a Simanco que era Preceptor romano por aquellas calendas y militante de la secta Maniquea.

Aurelio Agustín buscaba con ansias el poseer la verdad de todo. y tuvo la desgracia de encontrar unos hombre que le brindaban lo que el andaba buscando (horneros de la verdad) y dulcemente cayo en sus redes en las cuales estuvo un periodo de nueve años siempre con el deseo de encontrar solución a todo cuanto a el le preocupaba.

Pasaba el tiempo y la preocupación iba aumentando por no encontrar solución a sus problemas, el hablaba y consultaba a sus correligionarios y siempre oía las mismas palabras no te preocupes que cuando venga nuestro Padre Fausto de Milevi, el te sacara de todas tus preocupaciones que ahora tienes y que no eres capaz de encontrar respuesta.

Por fin fue anunciado el día tan esperado en que Fausto de Milevi arribaría a las playas de Cartago, era un día de júbilo para todos aquellos que militaban en la SECTA MANIQUEA en la cual también Aurelio Agustín estaba comprometido, y quizás mas que ningún otro la había esperado con toda avidez y lo primero que intento fue el abordar al tal Fausto de Milevi cosa que vio impedida porque este venia rodeado de un cordón de personas incondicionales que le daban protección a su persona.

Pero no por esto Aurelio Agustín llego a desanimarse incluso volvió con más fuerza para buscar ese momento tan esperado de encontrarse cara a cara con su padre espiritual y arrancarle la verdad de todo cuanto a el le creaba angustia y preocupación.

Pues cuando se encontraron hubo elogios por ambas partes porque los dos habían oído hablar por otros de ellos y Fausto se intereso por el joven viendo que poseía unos conocimientos envidiables no fue esto lo que pudo comprobar Aurelio Agustín en Fausto que aparte de ver que era un hombre muy refinado en su lenguaje no decía mas que los otros, eso si en lenguaje mas florido y dominaba la gramática pero era ayuno en las ciencias liberales.

Y si tenia más facilidad de palabra esta la había adquirido en la practica del día a día hablando que es como se adquiere la agilidad, no la verdad de una cosa.

¡Oh! Desilusión la de Aurelio Agustín al comprobar que aquel hombre no le podía dar nada de lo que él anhelaba y estaba esperando con su llegada, desde este momento empezó a alejarse poco a poco de esta secta y fue cuando penso de marcharse a Roma como profesor de retórica. SI OS GUSTA MI RELATO SEGUIRE – GRACIAS


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