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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Iluminación y escultura...

Iluminación y escultura

El gran historiador del arte medieval francés Émile Mâle creía ver la influencia del Beato en los capiteles de la torre-soportal de Saint-Benoît-sur-Loire​ (antiguamente Fleury-sur-Loire), y María- Madalena Davy concede un cierto crédito a esta tesis​ Pero Eliane Vergnolle, en su obra principal sobre Saint-Benoît-sur-Loire​ pone de manifiesto de manera completamente convincente que los capiteles historiados de la torre del abad Gauzlin,​ se inscribían en la tradición carolingia -algunos recuerdan incluso las formas de las miniaturas del Apocalipsis de Tréveris, o del Comentario sobre el Apocalipsis de Aymon de Auxerre (este último manuscrito conservado en la Bodleian Library en Oxford).

Sabemos también que Gauzlin extendió la influencia de la abadía de Fleury hasta Italia, de ahí hizo venir a un pintor llamado Nivard para representar escenas del Apocalipsis en las paredes de la iglesia​ -lo que confirma la orientación iconográfica carolingia, más bien que mozárabe, de los decorados de la abadía. La cuestión sería más propensa a controversia por lo que concierne al segundo gran edificio al que Émile Mâle se refiere: el Tímpano de San Pedro de Moissac. Como tantos otros, Margarita Vidal sigue con determinación la lección de Émile Mâle​ y piensa que este tímpano ofrece indicios fiables de la presencia de un manuscrito iluminado del Comentario sobre el Apocalipsis de Beato de Liébana en la biblioteca de la Abadía. Sin embargo, por lo que se refiere al tema de este artículo, se imponen reservas:

● Para Émile Mâle, el más bello de los Beatos, y más susceptible de ejercer influencia, es el de Saint Sever sobre la Adoración,​ y si el maestro del Tímpano de Moissac tiene una deuda, no puede ser hacia un pintor mozárabe.

● En cualquier caso la argumentación de Emile Mâle sigue siendo un tanto peligrosa. ¡En efecto, mantiene que si algunos detalles del tímpano difieren demasiado de las imágenes del Beato de Saint Sever, es porque el escultor solo tuvo bajo sus ojos una copia que presentaba variantes, pero de la que no queda ni rastro! Resumidamente, afirma, sin que nada pueda apoyar esta tesis, que un escultor desprovisto de genio inventivo sacó su inspiración de un manuscrito del que nunca nadie habría oído hablar.

● Sería por lo menos extraño que un escultor haya tomado como modelo un manuscrito presente en la biblioteca, y lo haya reconocido como una obra principal, mientras que ningún libro conocido procedente del scriptorium de Moissac niega una relación con el Beatus de Saint Sever (no más que con los otros Beatos).

● Finalmente, ¿por qué querer hacer del escultor un simple copista capaz de efectuar una adaptación de un modelo sobre un soporte diferente? Para retomar a André de Malraux, el tímpano no es una iluminación esculpida. A este respecto, la fotografía nos equivoca, ya que permite colocar lado a lado una miniatura y una escultura. Estas dos artes difieren en muchos puntos... hasta los destinatarios no pertenecen al mismo mundo.

No obstante, es necesario reconocer algunas analogías estilísticas inquietantes entre la doble página 121v-122 del Beato de Saint Sever] y el Tímpano de Moissac. Hay, por ejemplo, en las dos obras el audaz giro de la cabeza del toro en tensión adorante en dirección al Cristo.

Sin embargo, si hay algunas semejanzas entre los Veinticuatro Sabios del Beato (misma doble página) y los del tímpano (peinados, cítaras, cortes), estos últimos ofrecen una alegre animación no sin nobleza, -mientras que los del Beato parecen una banda de graciosos que alzan sus copas durante una canción tabernaria: la majestad de Moissac no debe nada al alboroto de Saint Sever... Lo que no priva de nada a la innegable belleza de tantas otras páginas de ese mismo manuscrito. En cuanto a los Beatos mozárabes, no se deben despreciar porque no hagan de modelos para otras artes. No tienen la amplitud de su difusión y de su posible influencia. Y aunque no tuvieran ninguna posteridad, seguirían siendo, en nuestra percepción estética, monumentos tan grandiosos que, como las enigmáticas estatuas de la isla de Pascua, tienen el poder de hacer brotar en nosotros los sueños de otro universo.