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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Guardar un secreto ...

Guardar un secreto
— ¡Llevas un agujero en el talón de tu media izquierda! El príncipe soltó la mano de Tania y se la quedó mirando con tristeza. —En ese caso, me temo que no puedes ser mi esposa —dijo.

Luego, volviéndose hacia Celia, preguntó con gran sencillez: — ¿Puedes tú guardar un secreto?

—Creo que sí, alteza. —Ya lo veremos.

Y le susurró un nuevo secreto al oído. — ¡Qué gracioso! —exclamó Celia. —Si guardas mi secreto durante una semana, serás mi esposa.
Tan pronto se hubo marchado, Tania y Dorotea le preguntaron qué le había murmurado el príncipe. Mas Celia se negaba a revelarlo.

— ¡Es un secreto!

Pero, ¡ay!, a medida que pasaban los días, cada vez le resultaba más difícil guardar el secreto.

¡Si pudiera compartirlo con alguien!

Al fin pensó: “Iré al huerto a murmurarlo. Será como contárselo a alguien, pero seguirá siendo un secreto.” Así pues, se dirigió al huerto, donde las copas de los árboles estaban rebosantes de flores rosas y blancas. Se detuvo debajo de un árbol frutal y susurró en voz alta el secreto del príncipe.
— ¡Qué bien me siento ahora!

Al día siguiente regresó el príncipe.

— ¿Has guardado mi secreto, Celia?

—Sí, alteza.