Albergue con desayuno
Lo primero que hay que resolver es si se trata de un hecho histórico o no. Si respondemos afirmativamente, estamos en problemas. Primero, porque nos lleva a preguntarnos: ¿cómo pudo Jesús tener hambre esa mañana, si según el relato venía de pasar la noche en Betania, donde sin duda habría disfrutado de un buen desayuno como es habitual en la hospitalidad oriental? ¿Y por qué sólo él sintió hambre, y no sus discípulos? Segundo, si todavía no era la temporada de higos, ¿cómo pretendía que la planta desobedeciera las leyes de la naturaleza? Algunos, para justificar a Jesús, dicen que al ser carpintero no entendía mucho de higueras. Pero no es así. Porque durante el último sermón que pronunció, hizo precisamente una comparación tomada de la higuera: “Aprendan esta parábola de la higuera: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, caen en la cuenta de que el verano está cerca” (Mc 13,28), lo cual muestra que entendía de higueras maduras y estaciones. Resulta, pues, inexplicable semejante actitud hacia la pobre planta.
Tercero, los milagros de Jesús siempre tenían como objetivo ayudar a los demás. En este caso, al ver Jesús a la higuera vacía tendría que haber hecho el milagro de socorrerla para que diera frutos, y no maldecirla para que se secara. A esto hay que añadir la dificultad, ya advertida por Mateo, de que la planta se secó “de raíz”, algo imposible de comprobar por los discípulos. Muchas cosas no cierran en el relato, si lo tomamos como un hecho
estrictamente histórico.
Lo primero que hay que resolver es si se trata de un hecho histórico o no. Si respondemos afirmativamente, estamos en problemas. Primero, porque nos lleva a preguntarnos: ¿cómo pudo Jesús tener hambre esa mañana, si según el relato venía de pasar la noche en Betania, donde sin duda habría disfrutado de un buen desayuno como es habitual en la hospitalidad oriental? ¿Y por qué sólo él sintió hambre, y no sus discípulos? Segundo, si todavía no era la temporada de higos, ¿cómo pretendía que la planta desobedeciera las leyes de la naturaleza? Algunos, para justificar a Jesús, dicen que al ser carpintero no entendía mucho de higueras. Pero no es así. Porque durante el último sermón que pronunció, hizo precisamente una comparación tomada de la higuera: “Aprendan esta parábola de la higuera: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, caen en la cuenta de que el verano está cerca” (Mc 13,28), lo cual muestra que entendía de higueras maduras y estaciones. Resulta, pues, inexplicable semejante actitud hacia la pobre planta.
Tercero, los milagros de Jesús siempre tenían como objetivo ayudar a los demás. En este caso, al ver Jesús a la higuera vacía tendría que haber hecho el milagro de socorrerla para que diera frutos, y no maldecirla para que se secara. A esto hay que añadir la dificultad, ya advertida por Mateo, de que la planta se secó “de raíz”, algo imposible de comprobar por los discípulos. Muchas cosas no cierran en el relato, si lo tomamos como un hecho
estrictamente histórico.