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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

"Yo no soy supersticioso, pero....
Gafes, Cenizos y demás
01 ENE 2012 | Itxu Díaz

La figura del gafe y su fatal influencia, siempre a medio camino entre el chiste y la realidad, está mucho más extendida que otras supersticiones.

En la isla de Aruba, en las Antillas, se ha desatado el pánico. No es para menos. El matrimonio sueco formado por Erika y Estefan acaba de anunciar que pasará allí sus próximas vacaciones. Esto supone una tragedia de inalcanzable magnitud. Una catástrofe. Una desgracia de imprevisibles consecuencias. Algunos ciudadanos de Aruba han pedido públicamente a Erika y Estefan que retiren su amenaza y elijan otro lugar donde pasar las vacaciones. Pero el matrimonio sueco lo tiene decidido: quieren conocer la isla de Aruba y nadie se lo va a impedir. No se descarta un éxodo masivo en los días previos a su llegada. Su pasado es estremecedor...

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Como buenos suecos, Erika y Estefan se conocieron en Suecia en 2010. Se amaban con locura y decidieron casarse en diciembre del pasado año. Encajaron como un mueble de Ikea. O como debería encajar un mueble de Ikea según lo previsto por el fabricante. Sueco amor, sueco matrimonio, sueca boda. Su luna de miel es, probablemente, una de las más famosas de la historia, y también la razón por la que los habitantes de Aruba prefieren morir bajo una enorme tormenta de azufre antes que recibir la visita de esta extraña pareja.

Erika y Estefan comenzaron su viaje de novios hace ahora un año, poniendo rumbo hacia Alemania. Todo muy sueco. Al llegar al aeropuerto, les sorprendió una ola de frío que la prensa germana bautizó como ‘la tormenta de nieve del siglo’. Pero su amor de recién casados pudo más que el contratiempo y vencieron toda debilidad, partiendo en busca de destinos más cálidos...

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Buscaban sol y playa y enfilaron la isla indonesia de Bali. Nada más pisar el país, lograron desatar uno de los temporales de lluvia monzónica más devastadores de las últimas décadas. Felices por haber salvado el pellejo en tan difíciles circunstancias, huyeron a Australia. Su aterrizaje coincidió con el inicio de la famosa plaga de incendios forestales, tan inmensos que podían detectarse con claridad desde el espacio a través de los satélites de la NASA. Todavía en tierras australianas, no satisfechos con el espectáculo incendiario, Erika y Estefan también sufrieron graves inundaciones, y un demoledor ciclón que les obligó a abandonar el hotel y resguardarse durante varios días en un refugio de seguridad...

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Historial de desgracias.

Dando la espalda a tanta tragedia, volaron hacia Christchurch, en Nueva Zelanda, donde la tierra comenzó a temblar suavemente tras su llegada, anticipando la tragedia. Y finalmente, aterrizaron en Tokio para poner la guinda a su viaje de novios. Dos días después de su llegada a la ciudad tokiota tuvo lugar el gran terremoto y la inmediata alerta nuclear que puso al mundo en vilo.

Erika y Estefan no comprenden por qué se han ganado la fama de gafes. Pero el resto del mundo sí...

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El gafe es un tipo que se sube a un avión y ocasiona una catástrofe en el aeropuerto, con accidentes, destrucción y numerosas víctimas mortales. Pero él sobrevive. Con frecuencia, ni siquiera se entera de su fatal influencia. En el avión, en el despacho del presidente de una conocida compañía energética, en la sala de espera de un quirófano, en un funeral, en la redacción de un periódico, en el vestuario de un equipo de fútbol. El gafe es alguien que atrae el mal a su alrededor. Los supersticiosos -y muchos no supersticiosos- escapan con terror a su maldición, evitando pronunciar su nombre, intentando no recrearse en su fotografía y huyendo de su presencia como del mismo diablo...

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El gafe no existe. O sí. Pero de la existencia de su mala fama, en la que se basa el miedo que infunde a su alrededor, no cabe la menor duda. Porque el éxito del gafe es su historial de desgracias, su increíble capacidad para lograr que el mundo se desplome a su alrededor y resultar el único superviviente, y el efecto multiplicador del boca a boca, que hace crecer la leyenda.

No está documentado con exactitud quién es el primer cenizo de la historia. Sin embargo, circulan por el mundo elaborados listados de gafes, clasificados según su influencia y capacidad devastadora. Entre los que he podido documentar -jugándomela, por cierto- para elaborar este arriesgadísimo reportaje, me he encontrado con un conocido cantante mallorquín. De él se dice que, solo con invocar su nombre, es capaz de provocar toda clase de desastres y maldiciones. No obstante, como suele ocurrir a todo gafe que se precie, él ha triunfado en la vida y, al menos hasta hace pocos años, era el compositor español que más derechos de autor generaba en nuestro país...

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Otro histórico gafe español es un conocido eurodiputado socialista nacido en Coria del Río. El mero gesto de estrechar su mano ya es síntoma de mal augurio. Entre la clase política española hay verdadero temor por cruzarse con él, y muy pocos eurodiputados quieren acompañarle en el avión en sus constantes viajes entre España y Bruselas. Otros, en cambio, sostienen que compartir vuelo con él es garantía de que no ocurrirá nada, porque su mala influencia se produce hacia el exterior, quedando su propio pellejo y su entorno inmediato libre de todo peligro. Viajar con él, sostienen, es garantía de que el vuelto accidentado será el inmediatamente anterior o posterior.
A veces el gafe no se reduce a una persona, sino que su influencia se extiende a toda una familia, como es el caso de una ilustre saga de políticos españoles, que incluye al menos un presidente del Gobierno de centro-derecha y una ministra socialista.

Al margen del debate sobre la existencia o no del aguafiestas, la experiencia científica demuestra que tocar madera, cruzar los dedos o pasearse con patas de conejo resulta tan ridículo como ineficaz ante la presencia de un gafe de primera división....
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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¿Qué opina la Iglesia?

Santo Tomás es uno de los pocos doctores de la Iglesia que se ha lanzado a analizar serenamente el peliagudo asunto de la suerte. Y en particular, de la posibilidad de que los astros u otras influencias externas puedan intervenir en las vidas y el destino de los hombres. El santo reconoce, por ejemplo, cierta influencia material de los astros en el hombre, en el contexto de un universo que se influye mutuamente. Pero esta influencia, si pudiera demostrarse, no serviría ... (ver texto completo)