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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Las primeras rosas
Foto enviada por cuenka

Al anochecer, cuando despidió con la mano al canguro y lo vio alejarse dando brincos en la oscuridad, Lily sintió una gran tristeza, aunque sabía que esta vez no se alejaría demasiado. En adelante, aquel paraje sería un lugar seguro para todas las aves y los animales de los bosques de Australia.
- ¡Pero si es su hijito! ¡Ya se han encontrado! ¡Qué felices seremos todos ahora!
Lily se volvió y, al ver al canguro y a la cría, dijo:
Fíjate, tu canguro tiene a nuestra cría… la que se encontró Jack la semana pasada cuando salieron a cazar canguros.
La madre de Lily levantó la vista y al ver aquella carita gris asomándose por el borde de la bolsa, dijo:
Durante todo ese rato, el bondadoso canguro había permanecido sentado sobre sus cuartos traseros, resoplando asustado desde que oyó la detonación. Pero al ver lo agradecido que se sentía el padre de Lily, comprendió que éste cumpliría su promesa. Cuando los humanos hubieron entrado en la casa, riendo todavía y abrazándose, el animal se acercó a la ventana para echar un vistazo al interior. Y entonces sucedió algo muy curioso. Una cría de canguro salió por la puerta dando brincos y de un salto aterrizó ... (ver texto completo)
-Te lo prometo, cariño -dijo su padre, y le dio otro beso muy fuerte.
Lily se echó a reír y dijo: - ¡Tengo muchas cosas que contarte, papá! Pero antes quiero que vengas y le des un abrazo, y te disculpesn con mi amigo el canguro. ¡Por poco lo matas de un disparo! ¡Ha sido él quien me ha salvado y me ha traído a casa! Prométeme que nunca, nunca más, volverás a hacerle daño a un canguro…, ni a ningún otro animal del bosque.
-No me lo explico -repetía- ¿Cómo has podido…?
La niña, que acababa de caerse de la bolsa del canguro, corrió hacia ellos con los brazos extendidos y sus padres la abrazaron y besaron. La madre de Lily se echó a llorar de lo feliz que se sentía, y eso hizo que Lily rompiera a llorar también. Hasta su padre se enjugó los ojos, mientras abrazaba a la hijita que creía muerta.
La escopeta se disparó al aire.
- ¡No! ¡Mira, si es Lily! -gritó.
Entonces, el canguro entró en el corral dando saltos, y el padre de Lily levantó la escopeta dispuesto a disparar. Pero la madre se acercó corriendo y torció la dirección del tiro.
En aquel momento una mujer apareció en la puerta de su casa y, resguardándose los ojos del sol, miró también hacia los matorrales.
- ¡Qué raro ver a un canguro por aquí!